Una discusión que podría ser divertida es que alguien nos insista en que somos algo maravilloso mientras que nosotros le ponemos objeciones del tipo «Bueno, está bien, reconozco que mis habilidades están un poco por encima de lo normal, pero tampoco es para tanto. ¡Tu exageras!»
Como este juego podemos imaginarlo agradable, es probable que sutilmente estemos invitando a quienes nos rodean para que entren en él.
Una manera de invitarlos consiste en hacer las cosas lo mejor posible pero al mismo tiempo quejarnos de lo mal que hacemos todo para que los demás, irritados por nuestra «equivocación», traten de rectificarnos, contrariarnos, diciéndonos eso que tanto desearíamos escuchar: «¡Tú haces las cosas muy bien! No entiendo por qué no te aceptas un poco más».
En nuestra fantasía pensamos que en algún momento eso sucederá y como quien invierte un cierto dinero en la lotería soñando con que algún día puede obtener el premio mayor que termine con todas las privaciones, entonces invertimos en publicidad negativa («¡Qué mal hago todo!»).
Esta estrategia puede ser una repetición fuera de tiempo en este sentido: Cuando éramos pequeños y nos sentíamos amados por nuestros padres, ellos nos cuidaban más que nosotros mismos. Eso pudo fijarse en nuestras mentes como el prototipo de lo que es un verdadero amor, ése que desearíamos conservar siempre.
Igual que si quisiéramos usar la ropa de cuando teníamos cinco años, este juego no funciona. Es una absurda estrategia que sólo funcionará en sentido literal: Si decimos que somos torpes, pensarán que somos torpes... y así con cada una de las autocríticas que enunciemos buscando que los demás nos rectifiquen.
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10 comentarios:
Puede que sea un juego, que sea una estrategia, pero prefiero mil veces a las personas humildes y no las que hacen ostentación de sus dotes. Es una cuestión de piel: no lo puedo evitar.
Yo nací y crecí creyéndome que el único amor verdadero y desinteresado era el de mi madre.
La vida me ha demostrado que estaba muy equivocada mi creencia.
Alcanza que una persona me diga que se cree torpe para que a mí deje de parecérmelo.
La publicidad negativa es una tontería pero funciona.
Creo que el amor hacia los hijos es parte del amor hacia uno mismo. Por supuesto que eso no lo descalifica.
Por supuesto! Miss Universo no es fea, es muy, muy bonita. Merecería un ramo de flores más lindo. Las coronas que le ponen en las estatuas a los próceres lucen mejor!
De la publicidad de uno, que se encarguen los otros.
Me parece que no sirve ni la publicidad a favor, ni la publicidad en contra. Hay que promocionarse mostrándose seguro de uno mismo. Vender seguridad, mientras no sea de manera ridícula, es una buena actitud.
A los adulones les encanta rectificar propaganda negativa.
El que entra en ese tipo de juegos por lo general sabe a qué está jugando.
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