lunes, 1 de agosto de 2011

Las ventajas de la confusión

Buscamos la confusión, la obnubilación e indiscriminación porque son placenteras y rechazamos la lucidez y la discriminación porque provocan malestar.

Una tradición religiosa vigente en algunas ciudades españolas es la de que los niños van recorriendo a los participantes de una procesión pidiéndoles que dejen caer algunas gotas de cera de sus lirios (velas) encendidos para formar una bola multicolor, compuesta por la fusión de los aportes (imagen).

He comentado en otros artículos (1) que cuando nacemos, nuestro cerebro no tiene aún el desarrollo suficiente como para poder discriminar. Recién cuando accedemos a la madurez anatómica correspondiente a los 18 ó 24 meses, comenzamos a darnos cuenta que la realidad no es un todo que nos pertenece sino que todos son objetos o sujetos ajenos, que nos acompañan pero que no forman parte nuestra.

Sin embargo, aquella sensación primaria no desaparece totalmente. Continuamos percibiendo algunos estímulos externos como si estuvieran fusionados, al punto que a veces no sabemos si una situación es propia o ajena. Me refiero a la solidaridad, la identificación, la simpatía, la empatía.

Podría decirse que existen tres niveles de con-fusión:

— Es total en algunos enamoramientos, en algunas relaciones madre-hijo;
— Es parcial cuando reconocemos una realidad externa pero igual sentimos una fuerte integración con ella, como por ejemplo, ante algunas tragedias o en estados de trance místico;
— La con-fusión es casi nula cuando percibimos con nitidez que «yo soy yo y los demás no son yo».

La mayor parte de estas experiencias menos confusas están marcadas por sentimientos tan agresivos como son el odio, la frustración y la envidia.

Se percibe entonces una situación adversa: La con-fusión es promotora de sentimientos tan agradables como el enamoramiento, la pasión religiosa, la solidaridad intensa y la sensación contraria (discriminación) es la promotora de la mayor claridad mental, lucidez, conciencia.

(1) No soy Bin Laden

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12 comentarios:

Alicia dijo...

Lo ideal sería que la diferenciación no obturara las posibilidades de identificación.

Evaristo dijo...

Las agrupaciones siempre se producen a partir de elementos en común.

Ma. Eugenia dijo...

La globalización conduce a la
con-fusión?

Sandra39 dijo...

La lucidez de la discriminación posibilita una actitud de fusión como la solidaridad.

Adela dijo...

Nos damos cuenta cuando la situación de simpatía es propia, cuando no somos correspondidos.
Y más cuenta nos damos cuando la situación propia es la de enamoramiento y la ajena de indiferencia.

Hugo dijo...

Mi casa no forma parte de mí. Tampoco mi auto. Sin embargo algunas mujeres cuando me ven, asocian mi casa y mi auto.

Humberto dijo...

Quizás no esté demás destacar que la palabra discriminación tiene una connotación negativa, cuando implica desconocer los derechos de otro. En este caso la palabra discriminación se usa como sinónimo de diferenciación.

Ingrid dijo...

Es bueno tener la posibilidad de fusionarse, si luego somos capaces de recuperar nuestra individualidad.

Elbio dijo...

La fusión de los aportes es la que produce los cambios y posibilita que la sumatoria de cambios cuantitativos, habiliten el salto cualitativo.

Verónica dijo...

Desde mi punto de vista, la confusión es total en los casos que ud califica como parcial y viceversa. O sea, total en algunas tragedias y estados de trance místico. Parcial en algunos enamoramientos y relaciones madre-hijo.

Oliverio dijo...

Para adaptarnos a la realidad necesitamos altos niveles de identificación y empatía con las personas que constituyen nuestro entorno. Sin llegar a la fusión.

Humberto dijo...

Como esto de la con-fusión y la discriminación es un tema de grados, puede resultar difícil encontrar el equilibrio.