sábado, 13 de agosto de 2011

El pre-fallecimiento de los sabios

Las personas adultas mayores (con 50 años o más), si creen saberlo todo, están cultivando un estado depresivo bastante penoso.

En la vejez nos jactamos de estar de vuelta y descalificamos (menospreciamos, hasta nos burlamos) a nuestros jóvenes cuando nos hablan con entusiasmo de sus descubrimientos, inventos, hazañas, diciéndoles: «cuando tu vas yo ya estoy de vuelta».

Si nos expresamos de esta forma entonces nos creemos sabios, conocedores de verdades, creyentes en la certeza de nuestras opiniones irrebatibles e indiscutibles.

Esto no es así. Se trata de un delirio propio de algunos adultos porque estamos cansados, con poca energía, desalentados, deprimidos y como siempre ocurre en la naturaleza humana, compensamos el deterioro (la carencia, la falta, la juventud perdida) exagerando las antípodas (el extremo opuesto).

En general, si afirmamos algo, si hablamos con seguridad sobreactuada, demostramos tener o estar poseídos por una ilusión, una fantasía, un sueño.

Los apartamientos de la realidad son necesarios y tienen un costo.

En nuestra especie somos frágiles, débiles y vulnerables. Si no podemos tolerar la realidad sin distorsionarla aunque sea un poquito es porque en estado puro nos marea, asusta, desestabiliza.

Imaginarnos sabedores, conocedores, suficientemente preparados para la vida se parece a sentirnos egresados, recibidos, doctorados, sin más por aprender. Esta sensación es muy agradable y, como dije, tiene un costo.

El referido costo, (infortunio, pérdida) consiste en padecer la sensación de haber llegado al final, a la meta, al objetivo, a la tumba. Cuando llegamos a la meta nos quedamos sin proyecto.

La palabra «proyecto» significa «tirar hacia adelante» (proyectil, algo a realizar).

En otras palabras: las personas adultas cuando contamos con la alegre credulidad en las producciones de nuestras cabezas y suponemos haberlo aprendido todo, nos quedamos sin futuro y hasta afirmamos «estar de vuelta». Algunos se jactan de una situación muy parecida a un «pre-fallecimiento».

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12 comentarios:

Nico dijo...

Mis amigos dicen que soy un proyectil porque cuando me tiro, atravieso lo que sea.

Anahí dijo...

Nicolás debe ser una persona muy voluntariosa, de esas que atraviesan cualquier dificultad y logran salir adelante.
También podríamos suponer que es una persona muy poco selectiva.
Yo me quedo con la incertidumbre y me imagino las dos posibilidades. Un Nicolás que podría ser voluntarioso y poco selectivo, o dos personas distintas, una voluntariosa y la otra selectiva.

Cuando conozco a algo intento mantener la cabeza abierta y dejar quietas las etiquetas en el bolsillo. En todo caso, vislumbro las posibilidades que puedo, pero siempre trato de dejar la incógnita abierta.

Emilia dijo...

Me gusta que diga 'nuestros jóvenes'. Hace que nos siéntamos queridos.
Es casi imposible separar por un lado el sentido de pertenencia y por otro el amor.

Roque dijo...

Nos fatiga tanto tener que volver a cuestinarnos todo...
Por eso los viejos tratamos de creer que ya sabemos, que ya hemos aprendido.

Margarita dijo...

Claro, entiendo lo que dice Roque.
Cansa replantearse las cosas porque no se trata de un mero ejercicio intelectual. Las ideas se unen indisolublemente a los afectos; los afectos a la memoria; la memoria a nuestro ser.

Magdalena dijo...

La realidad en estado puro debe ser intolerable.

Oliverio dijo...

Pienso que hay otra posibilidad, además de la que ud menciona. Una es, por cierto, que al sentir que uno ha llegado a estabilizarse en torno a un conjunto de convicciones, se estanque en una meseta sin proyectos. Se me ocurre que otra posibilidad es que a partir de las convicciones alcanzadas, se construya hacia adelante de manera imparable, con muchísima energía. Esto último no es de por si bueno o malo. Pienso que todo depende de que la convicción vaya acompañada de tolerancia y flexibilidad. Y que el hacer armonice la pasión con la razón.

Lautaro dijo...

Estar poseído por una ilusión suena muy romántico pero no es nada bueno. Estoy de acuerdo en que las ilusiones nos quitan visión para captar la realidad. La poca realidad que somos capaces de captar!

Natalia dijo...

No sé qué quiere decir Lautaro con estar poseído por una ilusión. Si se refiere a volverse fanático, obvio que está mal. Pero si no, tener ilusiones es muy bueno para vivir y proyectarse.

Amanda dijo...

Me quedé pensando en lo que dice Natalia de las ilusiones. A mí, personalmente, las ilusiones falsas me tiran abajo. Llegar a conocer que algo vivido como cierto era tan sólo una ilusión, es algo que me desarma, me quita la fuerza.

Alejandro dijo...

No me imagino cómo puede ser vivir con un único proyecto. Realmente, en ese caso, llegar a la meta debe generar un vacío enorme.
Me parece que no nos damos cuenta y en general tenemos muchos más proyectos de los que creemos. Uno puede decir "mi proyecto es recibirme de arquitecto", pero junto a ese proyecto tan claro y asequible, hay un montón de proyectos grandes, pesados y también otros cortos o más rápidos. Mientras estudio aquitectura puedo estar proyectándome como docente, como esposo, como padre. Voy proyectando dónde quiero vivir, de qué manera y con quienes. O sea que también voy proyectando un estilo de vida determinado por los valores en los que he creído.
Siempre que hago una cosa, al mismo tiempo voy viviendo otras que de pronto no estaban programadas, y que a veces pasan a ser las más importantes.

Yoel dijo...

Pienso que son pocas las cosas que uno pueda realizar si cree que ya ha vivido. En ese caso, lo que queda es contemplar, juzgar, opinar, apoyar, desacreditar. En fin, todos papeles secundarios.