sábado, 5 de diciembre de 2009

Decidimos lo inevitable

En el artículo titulado Los instintos ¿están para ser reprimidos? les comentaba que el deseo de poder surge en realidad de un instinto tan importante como el sexual.

Por lo tanto, el deseo de poder está asociado al instinto de conservación (¡nada menos!).

Los políticos son los obreros del poder que más se nos acercan porque cada cierto tiempo necesitan conquistar nuestro voto.

Todos sabemos que la receta mágica para conquistar el voto de la mayoría consiste en decir lo que esa mayoría quiere escuchar.

Esto funciona así porque una mayoría cree que mandamos sobre nuestras vidas, que nos autogobernamos, que tenemos libre albedrío (1).

Creemos en el libre albedrío porque nuestro cerebro genera un pensamiento con forma de «decisión», segundos después que la naturaleza nos dio la orden sobre lo que tenemos que hacer obligatoriamente.

Los obreros del poder (políticos, gobernantes, gerentes) son personas como todo el mundo que se caracterizan por tomar decisiones un segundo después que la naturaleza (las circunstancias, la casualidad, los fenómenos naturales) impuso la obligación de hacer algo colectivamente.

Es propio de nuestra especie organizarnos en grupos (como otros animales lo hacen en majadas, rebaños, piaras, manadas) y de forma piramidal, es decir que alguien será el portavoz, (el locutor, la voz cantante, el líder) de esa obligación natural que habremos de cumplir.

Todos formamos parte del gran fenómeno natural que, si la imaginación nos lo permitiera, alcanza a todo el universo en su inabarcable vastedad.

Cada fracción de tiempo es diferente a la anterior y —hasta donde puedo pensar—, sólo somos testigos de esos acontecimientos de los que formamos parte de forma muy pasiva aunque como espectadores tenemos sentimientos como si fuéramos protagonistas. (2)

(1) ¿Qué libertad?, Soy libre de hacer lo que deba, Lexotán con papas fritas, Cállate que estoy hablando; Lo que la naturaleza no da, nadie lo presta .

(2) Esta idea comencé a exponerla en el artículo titulado Mis moléculas aman a las tuyas.

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9 comentarios:

Filisbino dijo...

Además de todo, ud sugiere que los políticos son promiscuos. Mal aporte a la democracia Licenciado.

Andrés dijo...

Para conquistar a una mujer, también hay que decirle lo que quiere escuchar.

Alicia dijo...

De verdad quisiera sentirme protagonista de algo, aunque fuese un autoengaño.

Soledad dijo...

No quiero formar parte del gran fenómeno natural, lleno de agresividad, muerte y miedo.

Orosmán dijo...

Es un error profesionalizar a gente (los jueces) que se encarguen de dictaminar la culpabilidad de quien sólo pudo hacer lo inevitable. Pero por ahora no queda otra, peores son los linchamientos y la venganza por mano propia.

la gordis dijo...

Sé muy bien lo que ud dice. Nunca pensé que yo tomaba la decisión de comer chocolate, siempre fui consciente de que una fuerza extraña en mi interior me inducía a ello.

López dijo...

Dado que cada fracción de tiempo es distinta a la anterior, no deberíamos hacer tanto drama con los clones. Sólo se trata de seres con una idéntica apariencia EXTERIOR.

Ingrid dijo...

Para ser un obrero del poder, lo que se necesita mas que nada, es tener buen olfato.
Los perros serían políticos excelentes.

Flopy dijo...

Otra virtud de los perros es que poseen mucha expresión corporal, saben cuando mover la cola, y cuando mostrar los dientes.