domingo, 6 de diciembre de 2009

No fue tal como lo cuentan

La relación entre Caperucita Roja y su madre no era buena. Discutían a menudo porque la señora entendía que la niña tenía que ayudarla más y divertirse menos.

Esta señora era tan poco amigable que su marido había hecho abandono del hogar cuando la niña era más pequeña aún.

Sin embargo la abuela (madre del papá) era una señora muy liberal.

Comprendía que la chica tenía mucha energía para aplicar a lo que más le gustaba y que era injusto dificultar el desarrollo de su vocación.

De hecho la mamá de Caperucita no tenía trato personal con la suegra. Por eso, en lugar de invitar a la señora a que cruzara el bosque para visitar a la nieta, permitía que la niña hiciera el peligroso recorrido con la secreta esperanza de que algún susto la convenciera de que los miedos de la madre eran saludables también para ella.

Lo que esta mamá no sabía es que la niña no corría ningún riesgo porque el padre, a poco de abandonar el hogar había conseguido el trabajo de guardabosque para poder seguir viendo a su hija y ganar dinero para proveerle lo que necesitara.

El padre también estaba de acuerdo con que Caperucita desarrollara su talento, aunque a menudo necesitaba fortalecer su convicción con los consejos de la anciana.

El encargado regional de los bosques era un señor joven que conocía palmo a palmo el amplio territorio que le tocaba recorrer.

No solamente sabía sobre los vegetales que crecían en abundancia, sino que eran muy divertidas sus anécdotas sobre las más increíbles costumbres de los animales, aves e insectos que convivía en armonía a pesar de la cruel cadena alimentaria.

Cuando Caperucita Roja tuvo dieciocho años —y cumpliendo con lo planificado—, se despidió de su mamá como siempre, pero se dirigió a la estación de ferrocarril donde la esperaban el papá y la abuela.

Hubo abrazos, hubo lágrimas, pero sobre todo hubo alegría.


Nota 1: ¡Tranquilos! El «señor joven» ya venía en el tren ...

Nota 2
: No pude saber cuál era el talento de Caperucita pero —conociéndola— tengo algunas hipótesis.

●●●

12 comentarios:

Kelly dijo...

Me gustaría saber que hipótesis son esas.

Aunque me consta que no es más que un cuento de hadas.

Laura dijo...

Ah! De ahí viene la expresión "guardabosque".

Lola dijo...

¡Me encantó esta traducción moderna del cuento de Caperucita!

Rolando dijo...

La abuela de Caperucita debía ser muy generosa y seductora, porque compartió al lobo con la nieta.

Matémico dijo...

Moraleja: siempre conviene llevarse bien con la suegra.

Margarita dijo...

En lugar de darse un buen susto, Caperucita se puso muy curiosa.
Al fin de cuentas fue una reacción sana.

Marta dijo...

De todos modos el padre fue muy duro con el lobo. Un ejemplo más de que vivimos en una sociedad machista. Si el guardabosques hubiese encontrado a su hijo varón con una loba, seguro que no la mataba.

Ingrid dijo...

Así que el futuro yerno era el jefe del padre de la muchacha. Hummm, a esto no le veo buen pronóstico.

Facundo Negri dijo...

Gracias a su novio, Caperucita conoció las increíbles costumbres de los animales y pudo vivir en armonía con la Ley Natural. Así fue por algún tiempo, hasta que se casaron y el guardabosques regional se apegó más a las leyes de los Hombres.

Martín dijo...

Todas las madres piensan que debemos ayudar más, estudiar más, trabajar más, y nunca te aconsejan que deberías divertirte aunque sea un poco.

la mejor amiga de Caperucita dijo...

Caperucita era una excelente bailarina de caño. Aprendió nada menos que con Moria Casán y en el bosque tenía un tronco finamente lijado y laqueado por el padre, donde practicaba después de dejarle los pasteles a la abuelita.

Flopy dijo...

Sueño con tener un talento similar al de Caperucita.