— ¿Para cuándo me consigues una vírgen?
— ¿Qué carajo te ha picado? De esas ya no quedan.
— Casandra me dio una mala noticia y tengo urgencia.
— Casandra no sabe nada. ¿Con qué maldito vaticinio te ha dejado tan necesitado de cosas raras?
— Me quedan 77 días de vida.
— ¡No seas tonto Fulgencio! Cualquier vaticinio es falso pero si incluye un número 7 se convierte en un disparate. ¡Olvídalo!
— Eso me lo dices porque después de tantos años como cliente seguro y sin escándalos te hago un pedido y no puedes satisfacerme.
— Tú tienes rollo para rato. Dame una semana y te consigo una virguito bien inquieta, como Leonor que casi me la quitas para casarte con ella.
— Una semana es mucho tiempo. La necesito para mañana ... o pasado, a más tardar.
— Te vas a morir antes pero de loco que te encuentras. Te llamaré y cortaré como señal para que sepas cuando tenga novedades.
— Podría darte una ayudita para que veas que soy un santo varón.
— No me sugieras otra vez a la sobrina del comisario. Ya me reí bastante cuando me la propusiste aunque después tuve que reconocer que a veces tienes más olfato que yo.
— Esta vez es más fácil. La maestra que trajeron de la capital los Monterroso comentó en la farmacia que haría cualquier cosa con tal de comprarse unas sandalias que vio en la tienda del turco.
— Pero esa no es doncella como tú pretendes.
— ¿Cómo lo sabes?
— Sólo puedo decirte que gracias a mí, no sólo se compró las sandalias sino también la cartera que le combina.
— Ah, no sabía. ¿Trabaja siempre o sólo cuando necesita dinero?
— Cuando necesita dinero, pero ella elije a sus clientes y el largo de tu pajarito te deja afuera.
— Mejor no busques nada. Me arreglaré sólo.
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11 comentarios:
Sabes Fernando que tu eres mi marido de los domingos?
Hace meses que estoy casada contigo y domingo a domingo nos encontramos en tus cuentos hiperbreves.
Un diálogo magistral,personajes creíbles por su manejo del lenguaje y un remate humorístico que desvanece las susceptibilidades morales que nos surgen ante el planteo.
Los hombres siguen sin entender que el tamaño de la poronguita no es tan importante. Sólo un poquito nomás.
Mi suegrita, que no es por nada pero está divina, me dijo al pasar que ella es mujer de un sólo hombre. Yo le respondí afligido: lo lamento.
Nancy, este es un cuento breve, no hiper-breve.
Si a Fulgencio le quedan 77 días de vida, debería pensar que tiene un culo bárbaro.
¡"una virguito bien inquieta"! qué horrible suena lo real.
Qué imagen degradante de la mujer ¡venderse por un par de sandalias!
A mí como mínimo que me regalen un apartamento.
Es muy tierno que un hombre desee iniciar sexualmente a una mujer, SI NO TOMARA ESO COMO UN TROFEO DE CAZA.
Lamentablemente no puedo decir que mi pajarito bien se lame.
Cuidado Fulgencio; recuerda que con las menores no se puede.
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