En el artículo titulado «Orígenes del amor y del odio» comento que estos sentimientos tienen su origen en los primeros hábitos alimenticios y en el control de esfínteres que se nos impone.
En orden cronológico, primero está la lactancia (generándonos amor mientras hay leche y odio cuando se agota) y luego está el control de esfínteres (generándonos amor cuando llegamos a un acuerdo y odio cuando nos sentimos contrariados).
Toda nuestra afectividad futura tendrá que ver en última instancia en cómo hayamos procesados estas experiencias iniciales.
Casualmente, la primera experiencia es también la más importante por lo siguiente: Cuando hay o no hay alimento, está en juego nuestra vida o nuestra muerte. Sin embargo, cuando nos ponemos de acuerdo o nos sentimos contrariados, las consecuencias son penosas pero sin riesgo de vida.
Cada vez que tenemos la sensación de que la sociedad nos está privando de algo que nos parece muy vital, sentimos un odio mucho más agresivo y violento que cuando sentimos que las normas de convivencia limitan nuestra libertad o comodidad.
Las personas tenemos diferentes maneras de interpretar las señales de nuestro entorno pero siempre reaccionamos con la energía correspondiente a lo que imaginamos, ya sea que está en riesgo nuestra vida o nuestra convivencia pacífica.
Por ejemplo, dos mujeres, cansadas de una prolongada soltería, se preguntan seriamente: «¿Dónde están los hombres?». Una de ellas puede entender que el entorno la está privando de algo vital mientras que la otra puede entender que el entorno le resulta molesto o aburrido.
Estos dos puntos de vista darán como resultado que la primera aplique mucho más energía que la segunda para conseguir un compañero.
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20 comentarios:
Me enamoro con tanta facilidad que debo haber tenido una lactancia espectacular. jajaja
No aguanto la vida sin un compañero. El primer domingo de tarde que me agarre sola corro el riesgo de suicidarme.
Somos gemelas con mi hermana pero la cabeza nos funciona totalmente diferente. Ella se amarga por todo y a mi todo me chupa un huevo.
He leído varios artículos suyos y me llama la atención que siempre comienza escribiendo sobre un tema y después termina con algo que no tiene nada que ver con el principio.
Una forma de clasificar a las mujeres es en dos grupos: el primer grupo estría formado por aquellas mujeres que no se conciben a si mismmas sin un hombre a quien amar y el otro grupo sería el de las mujeres para las que el amor de pareja es completamente secundario.
Lo que dice Rigoberta es que para algunas mujeres el amor es alimento y para otras caca.
Entonces las personas más saludables y maduras son las que pueden negociar.
Las que andan como locas buscando compañero, tienen una seria fijación oral.
Dos mujeres cansadas de una prolongada soltería se preguntan seriamente : ¿y si probamos?
Durante la lactancia, la gratificación depende de otro (la madre) y durante la etapa de aprendizaje del control de esfínteres la gratificación depende del autocontrol, de decir, de uno mismo.
Reconozco que soy insoportable, para mí todo es cuestión de vida o muerte.
Repetidad veces me pregunto ¿cuándo conseguiré trabajo? pero me doy cuenta que no es vital para mí, al menos mientras tenga techo y comida asegurados.
Algunas mujeres cazan con escopeta y otras andan a los ondazos.
Lo bravo es gastar energía y seguir de apagón.
En el ej. que usted daba, cabe agregar que la mujer que aplique más energía aumentará la aceleración y eso tiene mal pronóstico.
Es cierto, usar cubiertos simplemente me molesta, pero vestirme ¡me subleva!
La señal de pare yo la interpreto correctamente y respeto la preferencia ... mi novio, todo lo contrario.
El conflicto de Conaprole me remite al pasado más remoto.
Quizás no esté en juego su vida
pero sí su dignidad.
Si los hombres son algo vital
y mi esposo es un hombre
mi esposo no es algo vital.
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