viernes, 6 de diciembre de 2013

El temor al abandono de los adultos


Los amos de mascotas y los padres de niños no reconocen que temen ser abandonados. Necesitan imaginarse adorables, imprescindibles. Los mejores.

Alguna vez anterior he comentado que ningún amo de perro busca recuperarlo mostrando un cartel que diga: «Gratifico captura de perro que se fugó de mi casa aprovechándose de que tuve un descuido». Muy por el contrario, el amo publicará un cartel en el que se lamenta de que el pobre animalito se haya extraviado y que quizá ande por ahí, llorando por no encontrar el camino de regreso a la casa del amo.

¿Qué ocurriría con un niño al que no se le prohíba hablar con extraños?
Me temo que el pequeño podría irse tras una mejor promesa de bienestar.

Los padres nos aterrorizamos de que eso pudiera ocurrir.

Nos preocupa que los pequeños sean tan ingenuos y que sean fácil presa de un engaño. Pero, ¿cuáles son nuestras verdaderas preocupaciones?

Uno de esos temores consiste en que el pequeño encuentre personas que lo quieran más, lo traten mejor y que lleguen a ser más felices en la nueva familia.

Cuando un pequeño no llora amargamente en su primer día de escuela los padres padecen un infarto emocional.

No creo que ocurra, pero los expertos en marketing son muy capaces de asesorar a los dueños de guarderías infantiles que, disimuladamente, dificulten la estadía de los nuevos alumnos, solo para que los padres, verdaderos clientes que pagan la mensualidad, sientan que el niño los ama con pasión.

Por lo tanto, los amos de mascotas fugadas y los padres de los niños son personas muy vulnerables, que temen ser abandonados por sus seres queridos.

Sin embargo, estos amos y padres no soportan la idea de que son ellos quienes temen ser abandonados. Necesitan imaginarse adorables, imprescindibles, irremplazables, divertidos. Los mejores.

(Este es el Artículo Nº 2.102)


1 comentario:

Julia Abero dijo...

¡¡Excelente!!