El varón huidizo suele rendirse cuando le asignan el rol de
Maestro. Rápidamente veremos al Pigmalión improvisado seducido por Galatea.
La mitología es un conjunto de relatos, cuentos,
leyendas, en los que se narran historias fabulosas, de personajes increíbles,
heroicos, maravillosos, insólitos.
Quizá todos los pueblos poseen su mitología pero solo
algunas de estas colecciones de mitos han trascendido como para llegar hasta
nuestros días.
Se cuenta que un rey de Chipre, llamado Pigmalión,
era muy exigente, al punto que ya se había hecho a la idea de que nunca
encontraría a una mujer tan perfecta que lo indujera a casarse con ella.
Así fue que destinó su habilidad como escultor a
esculpir una estatua de mujer perfecta. Tan bien hizo su trabajo que se enamoró
de su estatua de marfil, a la que llamó Galatea.
Como en mitología todo es posible, una diosa le dio
vida a la bella construcción y el escultor enamorado se casó con ella.
Este argumento es literariamente muy bueno: el hombre
que se enamora de una mujer educada por él.
Pero como la realidad siempre supera a la ficción, es
realista hablar de algo que podríamos llamar la estrategia de Galatea.
Según he
mencionado varias veces, la mujer, al igual que las demás hembras mamíferas,
cuando está ovulado (en celo) es la que seduce al varón que prefiere para padre
de sus hijos.
Algunos
varones son más difíciles que otros y con ellos las mujeres que lo eligieron
tienen que trabajar un poco más que con la mayoría.
Lo que llamo la estrategia de Galatea consiste en enamorar al señor haciéndose
pasar por ignorante, pero interesada en ser educada por él.
El varón
huidizo suele caer rendido cuando le asignan el rol de Maestro. Rápidamente
veremos al Pigmalión improvisado seducido por Galatea.
(Este es el Artículo Nº 2.099)
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