Para conservar la fantasía de que somos seres especiales,
inventamos pensamientos aberrantes e inconfesables, que nos generen una culpa
mortificante.
Hablar, escuchar y escucharse son prácticas
que producen sutiles pero trascendentes cambios.
En este caso, la sutileza, la lentitud y el
gradualismo son condiciones muy valiosas porque la velocidad de transformación
de nuestro ser es lenta, tan lenta como si perteneciéramos al reino vegetal.
Nuestros usos y costumbres no incluyen hablar
de algunos temas que consideramos escabrosos referidos a dinero, sexualidad,
sentimientos, aspiraciones, fantasías, planes.
Hablamos hasta
por los codos exclusivamente de lo que la cultura nos dice que debemos pensar,
pero callamos lo que la cultura nos prohíbe pensar.
Como
casi todos cumplimos este pacto (no hablar de ciertos asuntos), cada uno se
convence de que nadie más piensa lo mismo que él. Esta creencia falsa lo lleva
a la conclusión, también falsa, de que es alguien especial, ... o muy bueno o muy
malo, o muy cuerdo o muy loco, o muy normal o muy anormal.
Algunos
ejemplos de lo que se piensa pero no se habla, son:
—
Quiero tener todo el dinero del mundo y que si alguien lo necesita tenga que
pedírmelo a mí arrodillándose;
—
Me gustaría probar qué se siente ser del otro sexo, participar en una orgía con
mis padres, profesores, monjas, curas, policías, médicos;
—
Haré la lista de personas a las que mataría con una ametralladora;
—
Estudiaré para crear las mentiras más increíbles, de las que nadie pueda
descubrir su falsedad;
—
Un poder superior me elegirá para ser el juez de todas las acciones humanas,
con derecho a determinar los premios y castigos, sin tener que rendirle cuentas
a nadie;
Estos
son algunos ejemplos de contenidos mentales inconfesables, que generan culpa
para alentar la fantasía de que somos algo más que humanos.
(Este es el Artículo Nº 1.725)
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10 comentarios:
Lo bueno que tienen los grupos de autoayuda es que cuando concurrís te das cuenta de que a todos les pasa más o menos lo mismo.
Dentro de las cosas que nos igualan, de todos modos hay abismos.
Si en la adolescencia no tenés amigos, te creés el ser más extraño del planeta.
Muy temprano en la niñez, aprendemos a ocultar nuestra transparencia.
Creo que las fantasías de poder, sean referidas a lo que sean, son las que nos resultan más horripilantes.
Es difícil amar a alguien, porque desde mi punto de vista eso significa estar dispuesto a conocerlo. E intentar conocer a otro, indefectiblemente nos conduce a conocernos a nosotros mismos.
Una persona y otra pueden ser las dos caras de una misma moneda; en eso se parecen.
Esta bueno tener en cuenta que ¨nada de lo humano nos es ajeno¨.
A los niños no habría que amonestarlos cuando dicen las verdades más crudas.
Es una suerte que no recuerde las cosas que digo cuando me embriago.
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