viernes, 13 de abril de 2012

Los medios de comunicación y el escándalo

Click aquí para oír la lectura

Ciertas prácticas aberrantes buscan llamar la atención (exhibicionismo) y los medios de comunicación (especialmente los visuales) las estimulan o provocan.

En otro artículo de reciente publicación (1) les comentaba que aún nadie sabe cuántas ventajas pueden extraerse de las redes sociales que conectan a millones de personas.

Por motivos similares tampoco se sabe cuáles pueden ser los malos usos que alguien puede hacer de ellas.

Para esta posibilidad contamos con muchos ingeniosos desconfiados que, a partir de la ignorancia de cuáles podrían ser los posibles usos mal intencionados, largan rumores con noticias falsas para generar ese estado que a ellos les deleita: la confusión, la alarma, la consternación, la conmoción.

Una pregunta interesante podría ser: ¿cuál es el placer que sienten los alarmistas, siendo que casi nunca tienen fines de lucro sino simplemente constatar cómo volvió a ellos aquel morboso «susurro» convertido en un ensordecedor escándalo?

Escandalizar, alborotar, perturbar es fantástico para quienes necesitan sentirse en el centro de la atención popular.

Es muy conocida la manía que tienen algunos hombres de pasearse con un sobretodo puesto para abrírselo de par en par delante de algunas personas que muy seguramente se sentirán heridas en su sensibilidad cuando ven la desnudez del exhibicionista.

¿Qué logra este enfermo con su práctica?

La reacción de alarma «le demuestra» con suficiente elocuencia que tiene genitales. Si al mostrar la desnudez, un grupo de jovencitas chilla y corre, el exhibicionista razona: «Tengo genitales».

Quienes promueven la alarma, la conmoción, mediante rumores apocalípticos funcionan igual que los perversos exhibicionistas. La ganancia que obtienen es sentirse «importantes», «protagonistas», «famosos», porque no están seguros de existir.

Los medios de comunicación (diarios, televisión, radio) favorecen las actitudes de perversos exhibicionista porque venden el escándalo, la bulla exagerada, la amplificación de esas prácticas patológicas, logrando indirectamente promoverlas, alentarlas, e inclusive provocarlas.


(1) Uso de las redes sociales

Otras menciones al concepto «perversión»:

P.A. (Perversos anónimos)

La generación acorralada por el miedo

El neurótico «sano», sabe ganar y perder

(Este es el Artículo Nº 1.541)

●●●

13 comentarios:

Mª Eugenia dijo...

¿Por qué el excibicionismo de quienes buscan llamar la atención, a veces nos repele y otras nos atrae?

Eliana dijo...

Creo que el excibicionismo molesta cuando la persona lo hace de manera evidente y sin darnos a cambio ningún atractivo (seducción, la posibilidad de identificarnos con ellos, o que nos vendan una manera de ser que secretamente deseamos... y supongo que muchas cosas más que ahora no se me ocurren). Las personas que llaman la atención con alguna cualidad que nos resulta atractiva, suelen ser menos evidentes que quienes lo hacen de manera caprichosa, infantil.

Osvaldo dijo...

Los medios de comunicación se valen de los exhibicionistas porque realmente lograr llamar la atención y eso implica rating.

Silvina dijo...

Realmente no sé cuáles son las motivaciones de los que largan rumores en Facebook. ¿Será, como ud. dice, para ver que repercusiones logran?

Irene dijo...

Puede ser por lo que dice Fernando, o puede ser por tantas cosas... nunca se sabe. De pronto lo que necesitan es vomitar sus miedos.

Álvaro dijo...

Escandalizar y alborotar, distrae de los temas importantes. Puede ser una estrategia usada por los poderosos, para manipular a la población.

Carolina dijo...

Usted dice que el exhibicionista necesita saber que existe. A mí me parece una interpretación muy adecuada.

Oliverio dijo...

Todas las conductas que tienen éxito, terminan por imponerse.

Ingrid dijo...

Los medios de comunicación dicen que el soberano es el público. Estas son palabras lindas para decir en realidad, que a ellos lo que les importa es el rating porque viven de sus avisadores. No critico eso, es real y lógico. Lo que no me gusta es que lo disfracen, dando por supuesto que ¨la gente¨, no puede entender.

Margarita dijo...

Es llamativo cuántos jovencitos desean ser famosos. ¿Será por el anonimato de las grandes ciudades?

Rubén dijo...

No creo, Margarita. En los pueblos chicos es igual. Creo que hay baja autoestima, falta de modelos identificatorios más cercanos, qué se yo...

Mabel dijo...

A veces los que largan rumores falsos, están convencidos de que lo supuesto por ellos es la pura verdad. Creen conocer a los otros como si estuvieran adentro de su cabeza.

Javier dijo...

El exhibicionismo que hace la realeza española e inglesa es indignante. Y hay cientos de miles de personas que se prenden.