sábado, 21 de abril de 2012

La monogamia del hermafrodita



La monogamia de fidelidad absoluta permite suponer que estamos completos, que tenemos ambos sexos, que somos hermafroditas.

En otros artículos (1) he comentado con ustedes de dónde sale la expresión «media naranja» para aludir a nuestro cónyuge, a la persona con quien deseamos estar juntos porque sin ella nos sentiríamos tristes, angustiados, incompletos.

En uno de esos comentarios les decía que la sensación de incompletud ocurre desde que (según un mito), fuimos castigados por los dioses quienes, en un arranque de furia (tan frecuente en ellos, digámoslo de paso), nos partieron a la mitad (de tan violentos que eran, digámoslo de paso), y por eso quedamos con esta sensación de soledad cuando no nos acompaña nuestro ser amado.

Algunos psicoanalistas creemos en la existencia del «estadio del espejo».

Este concepto fue propuesto por Jacques Lacan para explicar por qué los niños, cuando tienen alrededor de 18 meses, suelen tener una reacción de alegría (júbilo) cuando se miran en un espejo y (supuestamente), se dan cuenta por primera vez que no están fusionados a todo lo que los rodea como creían sino que son individuos separados.

Ese niño, que se alegró tanto de sentirse individuo, diferente de los demás objetos y personas que lo rodean, en algún momento deja de alegrarse tanto y comienza a desear recuperar aquel estado de supuesta fusión con el todo (Nirvana, sensación oceánica).

Estoy diciendo concretamente, que para muchas personas es preferible infantilizarse, tener una actitud regresiva, abandonar la experiencia de ser individuos adulto, separados, personas.

Cuando el adulto desea volver a su estado anterior a los 18 meses de edad, prefiere pensar que con su cónyuge forman un ser completo, perfecto, autosufienciente, como si fuera hermafrodita.

Para sostener esta deliciosa fantasía es que los humanos buscan la monogamia de fidelidad absoluta.




(Este es el Artículo Nº 1.549)

13 comentarios:

Laura dijo...

La primera vez que leí este artículo, me llenó de dudas. Lo volví a leer, y me parece tan plausible, que lo aplaudo.
(eso hoy, mañana no sé...)

Mª Eugenia dijo...

Mi pregunta es: ¿por qué cuando encontramos a nuestra media naranja, a menudo dura tan poco?

Luis dijo...

Otra pregunta para agregar a la de Mª Eugenia: ¿para sentirnos hermafroditas, necesitamos a más de una persona? Lo que quiero decir es ¿por qué cambiamos de pareja?, ¿por qué somos infieles?

Gabriela dijo...

Una posible respuesta a las preguntas de Mª Eugenia y Luis, podría ser: porque nos damos cuenta de que ninguna persona nos completa. Somos seres incompletos y lo seguiremos siendo toda la vida, por más que amemos a una o a varias personas.

Margarita dijo...

O sea que cada vez que me alejo de mis seres amados, estoy asumiendo mi adultez. Aunque sea por un rato.

Cecilia dijo...

Nunca había pensado que las regresiones fueran tan fáciles. Creía que sólo le sucedían a los niños, por ej, cuando nace un hermanito y comienzan a hacerse pis en la cama.

Roque dijo...

Cuando estamos solos también nos creemos autosuficientes. De tan adultos que nos pensamos, creemos poder prescindir de los demás, bancarnos las enfermedades y la vejez solos.

Braulio dijo...

No tengo idea de lo que les pasará a las personas verdaderamente hermafroditas.

Elena dijo...

Según el psicoanálisis todos somos bisexuales, sólo que reprimimos nuestra femineidad o nuestra masculinidad, según sea el caso. Si ejerciéramos esa bisexualidad podríamos sentirnos más completos, o quizás mucho más confundidos, con dificultades para encontrar nuestra identidad, en esta sociedad en la que nos tocó vivir.

Evangelina dijo...

Dios hizo al hombre y a la mujer para que se acompañaran mutuamente. De esa unión sagrada nacen nuestros hijos, la vida que prolonga nuestra vida.

Lautaro dijo...

No creo, Evangelina, que nuestros hijos prolonguen nuestra vida. Por más que nos duela, morimos. Morimos y la vida sigue. Cada cual sigue su rumbo. Todos estamos solos. Es ineludible.

Evangelina dijo...

No estamos solos porque estamos todos unidos formando parte de Dios, que es EL TODO, la totalidad del universo. Si querés llevarlo a términos más científicos, el espacio y el tiempo, son sólo dimensiones humanas. Existen otras dimensiones que desde nuestro visión antropomórfica, no podemos pensar. Por eso la fe no se asienta en la razón.

Nelly dijo...

Jaja, q paso evangelina te pegaste en la cabeza q dejaste de decir boludeces.