Los varones parecemos muy liberados y audaces pero somos quienes más temor le tenemos al deseo. Hasta nos drogamos para superarlo.
Hablemos algo de mamá.
Los niños y los adultos pensamos disparates, sólo que los primeros suelen olvidarse hasta que aparecen los psicoanalistas para recordarlos porque aparentemente eso puede tener alguna utilidad práctica.
Una de las fantasías clásicas en los niños varones es que todos los adultos tienen pene como él. Cuando se enteran que eso no es así, comienzan a pensar que las niñas se portaron mal y que por eso se lo quitaron.
¿Qué hicieron las niñas para merecer semejante castigo? Seguramente quisieron quedarse con mamá y expulsar a papá como el niño enamorado desearía.
Por eso la vida se le convierte en un tormento porque desea algo que sería severamente castigado (castrándolo).
El miedo a la castración de los varoncitos es proporcional al deseo edípico y al complejo de culpa que padecen.
Pueden tener una vida espantosa, ideal para olvidarla cuanto antes.
Tan es así que casi ningún adulto varón se acuerda de cuánto deseó a su mamá y cuánto deseó que su padre desapareciera.
Peor aún cuando efectivamente desapareció por algún motivo.
Ese niño necesita imaginar que las mujeres tienen pene para disminuir su horror. Se conforman pensando que en todo caso algún día les crecerá.
El interesante personaje mítico de la «bruja» no es otra cosa que una mujer con pene (la escoba entre sus piernas es la representación más obvia).
¿En qué se convierte entonces una poderosa mamá (que le da órdenes y lo pone en penitencia) cuando además se le suma el poder de un padre simbolizado por ese pene imaginado?
En los varones, por ser mamá la más deseada, temida y prohibida, las posibilidades de temerle al deseo son enormes.
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8 comentarios:
Algunas mujeres sí tenemos pene, bonito.
La madre se convierte en una bruja, no queda otra.
Ahora lo entiendo.
Igual sigue siendo muy desagradable.
Es posible que nos enfrasquemos en relaciones donde lo prohibido sea severamente castigado. Los psicólogos dicen que repetir situaciones traumáticas puede ayudarnos a elaborarlas. El problema es que mientras tanto padecemos, y ese 'mientras tanto' puede durar toda la vida.
No entiendo a Daniela. Lo prohibido siempre es castigado. Cuáles serían esas relaciones donde lo prohibido no sería castigado?
Sí claro Enrique, me expresé mal. Cuando digo lo prohibido me refiero a lo socialmente prohibido por la ideología dominante. Si nuestra pareja, o nuestro amigo, un pariente, comparte esa ideología dominante, (y en el supuesto de que nosotros no la compartamos), va a haber conflicto. Recibiremos castigo cuando intentemos realizar lo que -según nuestra ideología- sería adecuado.
Lo de las niñas es horrible, porque ni pueden quedarse con mamá, ni tampoco con papá.
Es cierto que los varones también desearían quedarse con papá, pero el primer amor creo que es la madre. La relación es más cuerpo a cuerpo.
Sólo pensar que pude haber deseado a mi madre, me viene un sentimiento muy desagradable, que no sé como definir.
Quizás si supusimos que las niñas fueron severamente castigadas, nos sentimos impulsados a alejarnos de ellas, hasta poder darle otra explicación a esa supuesta castración.
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