Aunque sea desagradable es conveniente (ventajoso) buscar como objetivo una mayor humildad respecto a la naturaleza.
Continuando con un artículo pasado (1) en el que señalaba el error que involuntariamente cometemos cuando le asignamos a la naturaleza conductas humanas, en esta ocasión puede ser interesante comentar que nosotros mismos somos parte de esa naturaleza (como lo es un árbol, un pez o las nubes) y que, por lo tanto, ocurren en nosotros fenómenos naturales que tampoco son la consecuencia de alguna conducta humana.
Efectivamente, la gestación, embarazo y parto, están rodeados de intensas tareas de la futura madre y de otras personas de la sociedad que la rodean, pero tampoco son fenómenos que ocurran según criterios humanos.
Esto es más difícil de aceptar porque estamos convencidos de que los padres «hicieron el amor» porque quisieron, o que podrían haber abortado o no, la embarazada podría haber cuidado su salud o no, el nacimiento podría ser por parto natural o por cesárea y demás «decisiones».
Si es difícil pronosticar cuáles son los números sorteados de 5 ó 6 bolillas, pronosticar cuál será la combinación genética de esta gestación es humanamente imposible.
Cuando «la suerte está echada» en ese mega-sorteo (la combinación genética), se inician una serie de eventos que toman a la madre como agente pasivo, de forma similar a como la tierra tiene una participación involuntaria en la germinación de una semilla que se convertirá en un árbol.
Todo parece indicar que:
— Es disparatado suponer que la naturaleza «piensa»;
— Continúa y se agrava el error si decimos que «piensa como un ser humano»;
— «Delirar» en latín significa «apartarse del camino» y en este sentido es delirante (descaminado) creernos protagonistas (culpables o meritorios) de lo que nos ocurre;
— Por todo esto, ganaríamos calidad de vida siendo más humildes y menos delirantes.
(1) «La naturaleza piensa como yo»
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12 comentarios:
Es difícil de explicar que las cosas nos suceden y al mismo tiempo, que es posible poner en juego la fuerza de la voluntad.
Creo que voy a ganar calidad de vida siendo más rico... en humildad, sabiduría, paciencia, humor, entusiasmo, alegría y dinero!
Mientras el niño crece en el vientre de la madre, esta es fundamentalmente un agente pasivo. Después que el niño nace, toma un rol activo, pero sus acciones están determinadas por su condición biológica, cultural, económica, etc. En este sentido es que podemos decir que se desempeña como puede, y no como quiere.
Los humanos usamos permanentemente un mecanismo de defensa llamado represión. La represión a veces no es consciente, pero muchas otras veces sí. Algunos estamos en condiciones de usar la represión en nuestro beneficio (para adaptarnos a la vida en sociedad)y otros no estamos en buenas condiciones de hacerlo. Esto depende de como se haya estructurado nuestro psiquismo. De todos modos este último madura, se transforma; lo que no cambia es su estructura básica. Por eso nos conviene conocernos para entender nuestro modo de funcionar y tratar de prever, dentro de lo posible, situaciones de sufrimiento.
Es delirante pensar que a una persona le va mal porque está pagando una culpa. Tan delirante como creer que esa persona está endemoniada.
Y no, claro! Cómo la naturaleza va a pensar como un ser humano!
Pero mi perra sí. Sólo le falta hablar.
La naturaleza no es humana, pero mire que es cruel!
Algunos dicen que delirar es apartarse del camino malo.
Si la naturaleza pensara, ya nos había hechado a todos del planeta. Con el resto de la naturaleza, a la naturaleza le alcanza y sobra.
En cuanto a la combinación genética de un nuevo ser humano, hay mayores probabilidades de embocar, si nos tiramos a adivinar el sexo.
Ser humildes respecto a la naturaleza, implica serlo respecto a nosotros mismos.
Cuando la naturaleza
sea socialista
se nos viene abajo
la pirámide alimenticia.
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