Los ataques de pánico desaparecerán cuando nuestro cuerpo se acostumbre a vivir con poco aire y sensación de catástrofe.
Cuento con que estamos de acuerdo en que el malhumor baja el umbral de tolerancia.
A su vez, el malestar persistente (migraña, aburrimiento, espera prolongada) también produce malhumor.
El fenómeno suele ser acumulativo y hay una proporcionalidad entre el monto de incomodidad, el nivel de malestar, la reactividad del malhumor y la posibilidad de que aparezca alguna actitud agresiva (violencia).
En otro artículo (1) mencioné un concepto creado hace unas pocas décadas: proxémica.
Ahí les comentaba sobre la influencia de la superpoblación en que cada uno dispongamos de menos metros cuadrados para establecer nuestro territorio personal.
Esta reacción es la básica y se refiere a temas tan concretos como evitar ser tocados por gente desconocida, la libertad de movernos con cierta holgura para no tener que pedir «permiso» cada tres segundos y hasta con la cantidad de aire que subjetivamente sentimos tener sin padecer algún ataque de (¿pánico?) asma inexplicable.
Podemos pensar que existe otra forma de sufrir problemas de proxémica aunque de índole menos evidente.
El incremento de medios de comunicación logra que la globalización sea un fenómeno tan notorio como para sentirnos invadidos.
El ingreso a nuestra «sala de mirar televisión» de un periodista que nos informa con impactantes productos audiovisuales que podría estallar la central nuclear que tenemos a 200 kilómetros, o que los pepinos españoles ya produjeron 14 intoxicaciones mortales en Alemania y que un ómnibus cargado de turistas cayó en una montaña de Paquistán, no es la misma sala donde hacíamos sobremesa con el tío que por suerte vino a visitarnos y que disfrutaremos intensamente porque dentro de una semana volverá a su casa.
En suma: ¿verdad que parecen lógicos los populares ataques de pánico?
(1) La pobreza proporcional a la población
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12 comentarios:
Tenemos que hacer algo antes de acostumbrarnos a vivir con sensación de catástrofe, Doc.
Como se nota que usted nunca vivió un ataque de pánico! Yo le escribo desde acá porque mi única amiga es la compu.
Ojalá que la falta de espacio haga que la gente vuelva a vivir en el campo.
La violación cotidiana y persistente de los criterios proxémicos en los medios de transporte colectivos, me tiene harta.
Yo creo que los humanos ya estamos aprendiendo a ladrar para defender nuestro terruño.
A mí lo que me poner de mal humor es la proximidad con este blog QUE ESTOY LEYENDO AHORA!!!!!
No se preocupe Doc, hay gente que no se anima a pensar.
Los medios masivos de comunicación nos hacen sentir que ocurren demasiadas cosas, en muy poco tiempo, y todas muy trágicas.
No soy psicólogo, pero pensando en los ataques de pánico, creo que se juntan los miedos internos con todo lo que pasa afuera. Entonces en determinado momento uno se paraliza. Es demasiado y uno siente que no puede.
Me extraña que le preocupe el fenómenos de la superpoblación.
También el fanatismo baja el umbral de tolerancia. Y la sensación es que cada vez hay más fanatismos, pero no sé, en realidad uno no vivió en otras épocas como para juzgar.
Si estoy de acuerdo el ataque depanic nos esta avisando de una manera exacervada que algo queremos y nos lo estamos negando, generando asi la sensacion de catastrofe y si no podemos o queremos darnos ese algo tendremos que aprender a vivir con esa sensacion.
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