viernes, 13 de noviembre de 2009

¡Cuidado que llegué yo!

Les decía en el artículo titulado El valor de lo que se puede robar que los fabricantes de celulares (y muchos otros objetos) se aseguran de que haya ladrones interesados en robarlo para aumentar su cotización (comercial y afectiva).

Otro día les decía en el artículo titulado «Me robaron el segundo iPhone» que un cónyuge fiel se desvaloriza y hasta puede resultar aburrido.

Una de las tantas humoradas famosas de Groucho Marx (1890 - 1977) dice: "No deseo pertenecer a ningún club que acepte como socio a alguien como yo".

Agrego otro ejemplo que es tan paradójico como los anteriores: Cuando consultamos a un experto, necesitamos no entenderle lo que nos dice.

Efectivamente, si lo que él nos dice es de fácil comprensión, nos ataca un tsunami de escepticismo, desconfianza y hasta paranoia.

Parafraseando a Groucho Marx, nuestra inteligencia quizá diga: «No confió en alguien que yo pueda entender».

Estos ejemplos señalan nuestra vocación por realizar selecciones adversas, nuestra predilección por lo menos conveniente.

En otro artículo anterior titulado Mala puntería les decía que el efecto óptico llamado refracción (por el que un objeto sumergido en el agua lo vemos en un lugar distinto al que ocupa realmente) es un buen ejemplo de cómo necesitamos corregir aquello que vemos y de modo similar, aquello que pensamos (o elegimos) cuando somos influidos por estas equivocaciones que cometemos con total naturalidad.

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10 comentarios:

Marta dijo...

Cuando alguien se pone a hablar en difícil, seguro que no tiene mucho para decir.

Leticia dijo...

Groucho Marx tiene razón. Si yo fuera a un club donde aceptaran a personas iguales a mí, me moriría del aburrimiento.

Marcia dijo...

Uno de los aspectos que más valoriza a mi pareja es su fidelidad.

una colega dijo...

A mí el tsunami me ataca cuando leo a Lacan.

Felicia dijo...

No entendí el ejemplo de la refracción ¿qué tiene que ver con lo que venía dicienco?
Le pido disculpas, debo ser yo la incapaz.

Gastón dijo...

Lo que pasa Felicia, es que el Licenciado Mieres es un experto!

la gordis dijo...

Mi predilección por lo menos conveniente se limita a la comida.

Faustino dijo...

Hay un montón de cosas valiosísimas que a casi nadie le interesa robar: fotos, manualidades de los hijos, cartas de amor, la bufanda que te tejió la abuela, etc.

CHECHU dijo...

EL QUE ME META LOS CUERNOS QUEDA BORRADO DE MI VIDA

Canducha dijo...

En caso de no entenderle a un experto, le hago preguntas. Sin embargo hay algo curioso; a los muy expertos no les gusta contestar preguntas.