jueves, 19 de noviembre de 2009

¿Muñeca o pelota?

Imaginemos una familia que vive en una zona rural.

La constituyen el padre, la madre, un niño y una niña.

El padre se dedica a atender las tareas del hogar (cocinar, limpiar, cuidar a los niños) y la madre se dedica a la producción agrícola-ganadera del campo en el que viven (conduce un tractor, dirige a los empleados, faena animales para el consumo familiar).

¿Cuál podrá ser la orientación sexual de estos niños?

Muchos podrían pensar que en sus mentes inmaduras podría estar generándose una gran confusión.

Hasta donde he podido averiguar, nuestra conducta depende mucho de nuestro funcionamiento orgánico en su interacción con el medio social.

Las características corporales pueden ser de varón o mujer pero nos percibimos íntimamente como tales o al revés.

De la combinación de nuestras características orgánicas con el entorno surge nuestra conducta sexual predominante.

Si el entorno nos ama (protege, mima, aprueba) heterosexuales, seguramente lo seremos. Si nos ama siendo homosexuales, procuraremos serlo porque la necesidad de amor (protección, cariño, aprobación) es imprescindible para sobrevivir.

Y retomando aquella familia del principio, podemos decir que estos niños tendrán su opción sexual determinada por cómo sean preferidos por la sociedad (que en este caso está representada sólo por los padres y un hermano).

Los niños podrían pensar para sus adentros: «Si soy heterosexual me quieren. Entonces lo seré». O, por el contrario: «Si soy gay (o lesbiana) me quieren. Entonces lo seré». De modo similar: «Si observo que lo mejor para que me quieran es ser bisexual, no dudaré en serlo».

Mi opción sexual es uno de los precios que pago para ser aceptado, querido, mimado.

Sería muy conveniente que tanto los pensamientos interiores como las actitudes de quienes nos rodean fueran conocidos para poder influir sobre ellos, pero lamentablemente no lo son.

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12 comentarios:

Adelaida dijo...

Entiendo algo como a través de la neblina.

Espero algo más trasparente porque tengo problemas en mi propia familia.

Iris dijo...

Todo bastante confuso, quizá porque estos temas no los domino tanto como otros.

Lo que me parece entender es que hacemos lo que nos pidan con tal de que nos acepten.

No me doy cuenta qué me habrán pedido para que me gusten tanto las mujeres.

Natalia dijo...

Es probable que en el ejemplo que ud relata, la niña aprenda a hacer las mismas tareas que la madre. Lo mismo le pasaría al niño con su padre. Como la pareja de padres es heterosexual, también es probable que los niños sigan ese modelo, aunque adopten roles poco no tradicionales. De todos modos, supongo que la conformación hormonal congénita de cada uno, tendrá mucha importancia.

Ramona dijo...

Mi hija juega al fúbol desde los 7 años y ya desde los 4 decía que tenía novio.

Lorena dijo...

Me parece brillante la siguiente frase: "la opción sexual es uno de los precios que pago para ser aceptado, querido, mimado"

la gordis dijo...

Me ha pasado de percibirme gorda cuando en realidad no tenía sobrepeso.

José María dijo...

De niño vivía con mis tías, que me vestían como niña y me hacían bucles. Un día vino el pediatra y exigió que ahí mismo me cortaran el pelo. Además retó severamente a las tías y dijo que controlaría "las desviaciónes perversas que estaban imponiéndole a mi educación".
Para bien o para mal, ese médico influyó en mi orietación sexual.

López dijo...

En caso de que una familia rural viva de ese modo, va a tener a toda la gente del pueblo más cercano en contra.

Celina dijo...

Hace poco participé en la escuela de mi hijo en una kermese, colaborando en uno de los juegos. Los premios eran, como lo son habitualmente, juguetes. Allí pude observar con asombro que las niñas más pequeñas llevaban con frecuencia juguetes especialmente pensados para varones.

Socorro dijo...

NECESITO UN PADRE PARA MIS HIJOS QUE SE OCUPE DE LAS TAREAS DEL HOGAR. YO PROMETO TRABAJAR AFUERA DURO Y PAREJO. ¡HELP!

Anónimo dijo...

A los cuatro años descubrí a mi padre en su cuarto, maquillándose como una mujer. Yo ya había visto en el carnaval hombres pintados y vestidos de mujer y veía que la gente se reía, entonces lo tomé como algo divertido.
El día que vi a mi padre así, su expresión de pánico cuando me vio, me confundió mucho.
A partir de ese momento, papá se mostró mucho más frío y lejano conmigo.

Nuri dijo...

Soy gay y desde jóven consulté con el médico para tomar hormonas femeninas. Él me recomendó que lo hiciera con mucha cautela porque de lo contrario podía afectar el equilibrio de mi organismo.
Mi cuerpo no tiene las formas de una mujer, pero yo me siento femenina y eso es lo que transmito a los demás. Hoy puedo decir que soy feliz.