miércoles, 6 de febrero de 2013

Los misterios de la antipatía





Cuando la madre desea ser fecundada por su hijo, la esposa de este sentirá un inexplicable rechazo por la suegra-competidora.

Les contaré algo que no se puede comprobar...como tantas cosas, desde la existencia de Dios a otras menos trascendentes.

El valor que tendrá el comentario es muy íntimo porque cada lector, en soledad, evaluará si estos hechos pueden o no ser posibles, en sí mismo o en otras personas.

He mencionado varias veces que es la mujer la que, cuando está ovulando, es decir, cursando un momento de fertilidad, busca un varón que la fecunde, el que será elegido según el instinto del que ellas están dotadas. Las mujeres seleccionan claramente qué varones pueden fecundarla y cuáles no.

A veces ocurre que ese varón seleccionado es inaccesible porque es el padre o el hijo, quienes quedan excluidos por la prohibición del incesto que rige en nuestras culturas.

Esta imposibilidad le causa una molestia, una contrariedad, una frustración, pero la prohibición del incesto es tan terrible que ella ni llega a enterarse de que deseó a un familiar como padre del hijo que desea gestar.

Cuando esto ocurre, el deseo de ser fecundada por el padre o el hijo o el hermano, perdura en el mismo estado inconsciente. Ella no tomará conciencia de lo que desea pero el deseo sigue ahí.

Si el hijo se casa, la nuera seguramente sentirá rechazo por su suegra, pues, según propongo en este artículo, estos deseos frustrados son inconscientes pero no totalmente desconocidos para otros inconscientes.

Es muy probable que el inconsciente de la nuera perciba que su suegra desea a su hijo (esposo de la nuera).

La «inexplicable» antipatía recíproca que sentirán estas mujeres no tendrá explicación, pero este artículo expone una causa posible.

Estas cosas ocurren muy a menudo, pero son demasiado inconfesables.

(Este es el Artículo Nº 1.801)

10 comentarios:

Mariana dijo...

Lo único que puedo decirle es lo que pasa por mi consciencia. Puedo admitir cierta envidia y competencia con la suegra por el objeto de amor en común, pero lo del incesto... yo qué sé, sólo puedo pensar en hipótesis.

Mª Eugenia dijo...

¿Por qué será más común que la nuera se lleve mal con la suegra y no con el suegro?

Anónimo dijo...

Lo que pasa es que el hombre no ve a la nuera como una competidora, en cierto modo la fantasea como hembra de su harén.

Alba dijo...

¡qué feo suena eso, Anónimo!

Ingrid dijo...

El deseo sexual de la madre por el hijo o del padre por la hija, se sublima y se manifiesta en ternura.

Anónimo dijo...

Cuando mi hermanastra y yo tenímos 16 o 17 años, papá estaba insoportable. Haciéndose el gracioso venía y nos tocaba una teta o nos subía la tanga hasta la cintura cuando dormíamos la siesta, y el muy estúpido decía ¨usen bikini¨.

Anónimo dijo...

Creo que papá dejó de darme bolilla cuando entré en la adolescencia, porque empezaba a ponerme atractiva como mujer.

Anónimo dijo...

Hasta el día de hoy mamá me pide que le prenda el sostén!

Marcia dijo...

Hoy parece que todos son anónimos. Se ve que estamos tocando un tema urticante.

Leticia dijo...

¡Por favor Marcia, no hables de tocar que me pone nerviosa!