Las personas que nos ayudan a desarrollarnos por las buenas, son amadas como a un varón que fecunda con amor.
Muchas cosas no se dicen por
vergüenza, otras porque no se conocen, otras porque son indescriptibles
(indecibles, inenarrables).
Existen algunos motivos por
los que una mujer sienta mucho amor hacia un varón, o mejor dicho, hacia una
figura paterna y después les comento por qué hago esta aclaración.
Según creo muchos matrimonios
se disuelven porque la hembra humana, cuando sintió deseos de ser madre, eligió
a un cierto hombre, lo sedujo y trató de formar con él una asociación
reproductiva. Más que amor sintió necesidad de ese proveedor de semen. Puso
mucho empeño es aceptar a esa persona que su cuerpo elegía como fecundador
(atracción, libre de rechazo).
Cumplido el objetivo
reproductivo estas mujeres suelen aburrirse y abandonan al semental.
En el segundo párrafo del decía que aclararía
por qué hablo de «figura
paterna» en vez de, directamente, varón.
Varones y
mujeres queremos estar embarazados, imaginariamente por supuesto. Las personas
que tienen útero y demás funciones reproductivas en actividad pueden lograrlo
si se lo proponen.
La «figura
paterna» refiere a todos aquellos personajes que se cruzan en nuestra vida y
que real o metafóricamente fueron capaces de dejarnos embarazados, de hacer
algo con nosotros que nos permitió sentir el infinito placer de transformarnos
al punto de convertirnos en madres (personas productivas).
Estas
figuras paternas pueden ser uno de nuestros padres, algún amigo, una profesora,
...
Se
caracterizan porque en nuestro interior sentimos que nos enseñó algo placenteramente,
que para transformarnos en lo que llegamos a ser utilizó procedimientos tan
placenteros como la sexualidad amorosa.
Fueron
figuras paternas dignas de amor porque nos permitieron abandonar por las buenas
al ignorante que éramos, con inteligencia, sin castigos, sin presiones
inoportunas, sin violarnos.
(Este es el Artículo Nº 1.802)
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13 comentarios:
El videocomentario me emocionó. Lo compartí en facebook y google.
Agradezco a todos los padres que me han convertido en madre de hijos, trabajos y amores.
¿Cómo decir para que te entiendan que alguien te tiene amarrado por su sonrisa? Ni siquiera la titular de la sonrisa lo entiende.
¿Quién no se ha enamorado de una maestra dulce que te mira con ternura? Esa maestra que te ayuda en lo que no te sale, que te demuestra que podés, la que viene con un algodoncito mojado en alcohol a limpiarte la rodilla cuando te pegaste un resbalón en el recreo?
Hay amigos que te transforman a tal punto de cambiarte la vida. El amor que te dan, la confianza y todo lo compartido, va moldeándote. Te suaviza. Te muestra otros paisajes. Traen palabras y respuestas distintas. Esos amigos se quedan el resto de la vida con nosotros.
Aunque no tengo hijos me siento padre. Si no fuera así, sería muy desdichado.
Tengo todo tipo de hijos.
Aunque ya casi no se usa, a veces le doy una manzana a mi hijo para que se la lleve a su maestra. La quiere tanto que a veces me ponto celosa.
Espero que no sea una manzana envenenada...
Creo que en la mayoría de las mujeres es tan fuerte el deseo de tener hijos, que bien pueden apresurarse o engañarse en la elección de marido.
Con los años te das cuenta que más vale esperar a una persona que ames de verdad. Confundimos amor con necesidad de cariño.
Hay momentos de la vida en los que no podés esperar. Te carcome la angustia.
En esos casos, amigos y familia ayudan. Si no los tenés hay más probabilidades de equivocarse en la elección de pareja.
Después de haber leído ¨El Arte de Amar¨de Erich Fromm, me queda pendiente la pregunta: ¿qué es más importante, la persona elegida o nuestra capacidad de amar? Él responde en su libro que es más importante la capacidad de amar. Sigo sin saber si tiene razón.
Creo que hombres y mujeres buscamos en nuestra pareja a una persona que reúna función materna y paterna. Como es recíproco, cuando se da funciona de maravilla. Pero es toda una maravilla que se llegue a dar. Predomina el apoderamiento y el deseo de transformar al otro a imagen y semejanza. Como lo hace la estructura social con cada uno de nosotros. La sociedad es bastante monstruosa, está llena de desequilibrios, le falta simetría, armonía. Tiene momentos de canción de cuna y momentos de cárel, de guerra, de ruina. Es inflexible y parece todopoderosa cuando apenas logra balbucear en busca de respuestas.
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