Quienes creen en el libre albedrío sueñan con que hacen lo
que quieren consigo mismos y con los demás.
Escribiré en primera persona pero cada lector
podrá ocupar mi lugar de primera persona. Así me explicaré mejor.
Yo tengo un contrato con ustedes, es decir,
con la sociedad a la que pertenezco.
En ese contrato acordamos que si yo tengo una
mala conducta, todos o alguno de ustedes, me castigará de alguna forma.
Asimismo, si tengo una buena conducta, pasaré desapercibido para casi todos
excepto para unos pocos que me necesiten por algún motivo.
Esto funciona así porque los humanos somos
animales gregarios, vivimos en colectivos y dependemos mutuamente. Además, no
podemos vivir en soledad por mucho tiempo.
Cuando creemos en el libre albedrío,
imaginamos que nuestros amigos nos quieren por todo lo que hacemos para que nos
quieran, es decir, ellos nos quieren porque hemos decidido que lo hagan.
Para que nos quieran, nos presentamos de una
cierta forma: con un cierto aspecto físico, con una cierta vestimenta, con una
cierta forma de escribir.
Ese contrato que acordamos dice que yo tendré
que presentarme ante ustedes con un aspecto prolijo, con cierta frecuencia,
cuidando de no cometer errores gramaticales, tratando de aportar ideas
originales que no figuren en el resto de la web.
Como ven, quienes me leen, me llaman, me
consultan, me felicitan, me critican, me recomiendan o tratan de que
desaparezca, hacen lo que yo quiero, me obedecen, ya que, como dije más arriba,
son mis amigos o mis enemigos porque poseo el libre albedrío para decidir sobre
el tipo de vínculo que tendré con ustedes.
Pero todo esto NO es así porque nadie controla
los afectos ajenos. Quienes creen en el libre albedrío sueñan con que hacen lo
que quieren consigo mismos y hasta con los demás.
(Este es el
Artículo Nº 1.659)
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9 comentarios:
Es bueno descartar la posibilidad de creer que hacemos lo que queremos con nosotros mismos y con los demás. Esto nos librará de muchas frustraciones.
Quienes te necesitan por algún motivo, encontrarán en ti lo que tienes de especial.
Se puede vivir bien solo, pero no en soledad. Lo que quiero decir es que una cosa es no convivir con nadie y otra sentirse solo, sin familia, sin amigos, sin vínculos sociales. Eso a la larga te enferma.
Podemos hacer algunas cosas que aumenten la posibilidad de ser querido, por ej. mantener cierta higiene corporal. Lo demás no podemos manejarlo.
Es verdad que no podemos manejar los afectos de los demás. Si lo tuviéramos más claro, estaríamos mejor preparados para aceptar que un amigo deje de querer nuestra compañía o que nuestro amante pierda el interés por nosotros.
Quienes tienen mala conducta, a menudo conservan un grupo de amigos, quienes en algunos casos hasta los admiran.
Muchas personas no valoran la originalidad. Pasa lo contrario, la repelen.
Algunos aprendimos de niños, que mamá siempre nos va a querer a pesar de todo. Luego aplicamos esta misma convicción al resto de las personas con las que nos vinculamos. Grave error.
En el ámbito de trabajo se generan todo tipo de afectos que varían constantemente. A veces te parece que le caes bien a alguien y otras veces tenés la sensación contraria.
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