viernes, 3 de agosto de 2012

El cáncer y el corazón



Algunos piensan que, como el corazón no contrae cáncer, el amor es el único antídoto y que, quienes se enferman, algo habrán hecho.

El desconocimiento nos permite dar rienda suelta a las creencias y estas nos permiten imaginar una realidad placentera. Si algún día supiéramos algo, sobre ese tema no podríamos imaginar libremente, tendríamos que ceñirnos a la aburrida realidad.

Es maravilloso observar cómo no nos ponemos de acuerdo ni sobre lo que ya ocurrió. Se dice —con toda razón—, que «la historia la crean los historiadores».

De este hecho se desprende que los historiadores más serios y respetables describen los acontecimientos con igual o menor verosimilitud que los escritores expertos en crear novelas históricas, donde los hechos conocidos (supuestos, debí decir) se entretejen con otras historias imaginadas y todo el hecho se convierte en una tersa superficie, mucho más digna de ser creída que las rugosas constataciones de los documentos y de los testigos.

El cáncer es una enfermedad terrible, de la cual no sabemos casi nada. Este vacío científico nos sume en estados de angustia, horror, hipocondría.

Pero hay un hecho casual que se convierte en relevante gracias a que «sobre el cáncer no sabemos casi nada».

Efectivamente, el único órgano que no padece cáncer es el corazón.

A partir de esta casualidad, nuestra fantasía nos permite suponer que, como ese órgano es el símbolo del amor, entonces la enfermedad ocurre porque no hemos podido amar lo suficiente.

¿Quién tiene argumentos para negar esta hipótesis? NADIE.

A partir de este dato, de esta evidencia, de esta verdad incuestionable, muchas personas construyen filosofías en las que el amor, la comprensión, la tolerancia, los cultos religiosos, el trabajo incansable, la solidaridad, son los únicos antídotos capaces de salvarnos de esa enfermedad...y quienes contraen la enfermedad, «algo habrán hecho».

(Este es el Artículo Nº 1.647)

11 comentarios:

Laura dijo...

El amor es un buen antídoto; aunque no sé si contra el cáncer también.

Selva dijo...

Ese corazón del dibujo que sugiere tener patas de cangrejo, me hace pensar que en el amor hay que ir más de costado que de frente.

Lola dijo...

Yo personalmente, Selva, la enorme mayoría de las veces voy de frente. Aunque es cierto que en ocasiones me tomo mi tiempo... pero otras veces arremeto a lo topadora.

Martín dijo...

No es justo que el corazón salga ileso, mientras los demás órganos están comprometidos. Pero a la larga el resto del cuerpo se la cobra al corazón y este deja de latir.

Morgana dijo...

Creo que mi corazón tiene cáncer porque reproduce mis amores y mis odios, de manera desaforada.

Dalia dijo...

Si el cáncer llega a curarse con una vacuna, será una realidad maravillosamente aburrida. Pero acá lo que más me interesa es el primer adjetivo. Para aburrirme cuento con un montón de cosas.

Macarena dijo...

Me encanta estar escribiendo este comentario mientras siento el sonido de los truenos.
Nuestro cuerpo también ruge de bronca, se desequilibra y le manda señales equivocadas a la células.
Ahora la naturaleza ruge, pero yo estoy feliz esperando la lluvia.

Yoel dijo...

Hablando de las rugosas constataciones de los documentos y de los testigos, me preocupan mis rugosas verrugas, me da fiaca ir al médico, no me gusta pensar en el cáncer.

Lautaro dijo...

El vacío científico siempre espera ser llenado, aunque sea con basura. A propósito, Macarena, ya empezó a llover. Ahora los vacíos estarán cubiertos de agua.

Evangelina dijo...

Todos deberíamos tener cáncer. Nadie puede amar lo suficiente.

Norton dijo...

Quienes contraen la enfermedad se benefician de nuestra compasión.