jueves, 30 de agosto de 2012

El temor al fin de la prohibición del incesto




 
Quienes se escandalizan ante el fin de algunas prohibiciones, lo hacen porque inconscientemente creen que también finalizará la «prohibición del incesto».

En Uruguay estamos discutiendo (año 2012) dos temas muy importantes: la despenalización del aborto y la legalización de la comercialización de la marihuana para fines recreativos, es decir, no necesariamente medicamentosos como ya está autorizada en varios países.

Son dos temas muy polémicos, que convocan defensas y ataques apasionados.

Lo que se está discutiendo es abandonar la doctrina del prohibicionismo, que consiste en reprimir severamente aquellas prácticas que se consideran dañinas para los ciudadanos y para la sociedad.

En los Estados Unidos tuvimos el ejemplo más popular referido a la prohibición de la comercialización y consumo de bebidas alcohólicas y que, para mejor manejo de los medios de prensa, se la denominó metafóricamente «Ley seca» (1).

Hago mención a este manejo de los medios de prensa porque todas las prohibiciones son las proveedoras del material con el que los periodistas llenan páginas y minutos de televisión y radio, en los diferentes medios de comunicación.

No escapa entonces al fenómeno, que las prohibiciones tienen un gran beneficio concreto, esto es, darle ocupación a millones de trabajadores en todo el mundo.

Sin embargo, las prohibiciones no son efectivas. El prohibicionismo solo favorece a los delincuentes.

Con sentido del humor podríamos decir que:

Los métodos violentos son tan contraproducentes que no sería mala idea prohibirles a los jóvenes que estudien, que trabajen y que limpien su dormitorio.

Con similar criterio, quizá fuera ventajoso obligarlos a tener sexo, a masturbarse, a mirar televisión, a jugar, a hablar por celular y a consumir «drogas divertidas».

Ahora seriamente digo: las personas que se escandalizan ante el fin de algunas prohibiciones, lo hacen porque inconscientemente creen que también finalizará la «prohibición del incesto».



(Este es el Artículo Nº 1.673)

9 comentarios:

Alicia dijo...

Según el psicoanálisis toda prohibición remite en última instancia a la prohibición del incesto. Por eso necesitamos tanto las prohibiciones.

Yoel dijo...

Por suerte en Uruguay la que está prohibida es la comercialización de la marihuana, no su consumo. Pero como no se permite el autocultivo, terminamos en una situación bastante loca: podés consumir pero no podés comprar ni plantar (?!). Por eso se planta a escondidas y se compra clandestinamente.

Jorge dijo...

Si como sociedad creemos que determinadas conductas deben regularse y controlarse porque son potencialmente perjudiciales para el individuo o para su entorno, entonces es ineludible que controlemos y regulemos el consumo de drogas. Prohibir ya es otra historia. Podemos prohibir el homicidio, o la rapiña, pero prohibir determinados consumos nos mete en asuntos complicados, en los cuales es muy difícil llegar al concenso.

Norton dijo...

Así como no puede prohibirse el suicidio, hay muchas otras conductas que no pueden prohibirse.

Ingrid dijo...

Las prohibiciones nos dan parámetros para accionar. Nos dicen ¨por acá sí; por acá no¨. No sé de ningún colectivo que se maneje sin prohibiciones.

Rosana dijo...

Abusamos de la metonimia. Si liberalizan algo, ya nos viene el terror de que liberalicen todo.

Fulgencio dijo...

Don Mieres, quiero que sepa Ud que cuenta desde ya con mi voto si se postula como Ministro de Educación.

Evaristo dijo...

Creo que comenzaré a prohibirle el estudio a mi hijo. Tengo un buen pretexto: como padre divorciado sólo lo veo los fines de semana. Le diré que no quiero que use ese tiempo para estudiar. Le aseguraré que cuando está conmigo quiero verlo feliz y no refunfuñando. Porque lo veo muy poco. Le insistiré diciéndole que ya tendrá tiempo de estudiar en casa de su madre.
Creo que para el último trimestre subirá las notas.

Anónimo dijo...

Cuento una anécdota vinculada al siguiente planteamiento suyo: las prohibiciones le dan trabajo a millones de personas.
Soy psiquíatra y hace poco en terapia grupal un paciente dijo que esperaba algún día dejar de necesitar la medicación. Uno de sus compañeros comenzó a reír a las carcajadas. El aludido le preguntó por qué se reía. El bromista dijo: ¨porque nunca dejarán de mandarte medicinas. ¿No te das cuenta?, ellos viven de eso¨.