Los niños se sienten culpables cuando se masturban, pensando
que la madre lo interpretará como una infidelidad.
Los humanos nacemos mucho antes de estar
prontos para valernos por nosotros mismos, es decir, en condiciones normales,
nacemos prematuramente, somos muy dependientes durante años, precisamos ser
amados porque si no nos quieren, si nos abandonan, literalmente moriremos.
Para tranquilizarnos en medio de tanta pobreza
vital, sentimos que nuestra madre nos ayuda, nos alimenta, abriga, acaricia,
nos habla con sonidos que denotan satisfacción, placer, goce.
En otras palabras, es probable que la angustia
por sentirnos tan desvalidos, disminuya cuando nos damos cuenta que mamá goza
con nuestra compañía, higienizándonos, alimentándonos.
Nuestra tranquilidad surge de sabernos
(imaginarnos) objeto de deseo, de goce, de que nos necesita.
En los primeros intentos de controlar el
entorno, probablemente sintamos que estamos salvados mientras ella nos
disfrute.
Pero el drama cae sobre nuestra tierna
humanidad cuando aparece otro hermanito que la atrae más que nosotros, o cuando
empieza a trabajar y nos deja en compañía de gente extraña, o cuando la vemos
abrazada con ese señor que dice ser nuestro padre.
En estas circunstancias no tengo ningún reparo
en exagerar alocadamente: No quiero ni pensar en cómo se sentirá ese niño
cuando padece las primeras pérdidas.
Si los adultos compramos alimentos para diez
días cada vez que se avecina un feriado de 24 horas, ¡qué sentirá alguien tan
vulnerable cuando aparecen enemigos, ladrones, usurpadores, invasores (hermano,
padre)!
Tanta desesperación puede darnos por buscar
algún tipo de consuelo autogenerado.
En este ataque de angustia y soledad solemos
descubrir la masturbación.
El placer masturbatorio también es digno de
ser exagerado porque es maravilloso, sobre todo en el mencionado contexto de
abandono.
Pero
no hay bien que por mal no venga: sufriremos pensando que mamá lo interpretará
como una infidelidad.
(Este es el
Artículo Nº 1.665)
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13 comentarios:
Como aprendemos del goce con mamá, es lógico que cuando el goce está separado de ella sintamos que la estamos traicionando.
Hay madres que te hacen sentir un traidor toda la vida.
En el contexto de una familia, las infidelidades son una especie de fantasma omnipresente.
Al que se le ocurrió que los hermanos tienen que ser unidos, los agarró la inspiración un día que estaban muy contentos.
Sí Yoel; creo que las ideas más nobles se nos ocurren cuando estamos felices. Después hay que apechugar.
Los padres que sienten a sus hijos como partes de su cuerpo, no pueden sentirse traicionados. Sienten algo peor, sienten que hicieron algo mal.
A veces me da la sensación de que el placer siempre está mal visto por los adultos.
Nos enseñan a hacer con nuestro cuerpo lo que la sociedad quiere. Si el colegio de monjas quiere que nos bañemos de camisón, vamos y lo hacemos. Si los médicos dicen que masturbarse genera enfermedades mentales, nos masturbamos con terror (y quizás más a menudo). Ese tipo de cosas pasaban cuando yo era joven.
Ahora a las mujeres nos hacen sentir culpables si abortamos. ¿Será que no se le puede negar un nieto a los papás?
Las madres son muy de interpretar porque desde que somos chiquitos y no sabemos hablar, nos andan interpretando.
El alimento y las caricias de la madre fueron tan maravillosos, que inspiraron todas las caricias que vinieron después.
El padre también tiende a molestarse si el hijo se masturba. Cuando se trata de una hija puede sentirlo como infidelidad (la madre también). Cuando se trata de un hijo puede que sienta una mezcla de orgullo y vergüenza, al sentirse identificado con el chico(la madre no, ella lo sentirá como infidelidad, creo).
Me parece que la madre está más predispuesta a sentir infidelidad porque llevó a sus hijos en su propio cuerpo.
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