Pensamos que la naturaleza nos pertenece aunque en realidad
nosotros le pertenecemos.
Partamos de la base de que los humanos somos
parte de la naturaleza pero que la naturaleza no forma parte de los humanos.
En otras palabras: estamos contenidos en ella
pero no al revés; ella es el «envase» y nosotros formamos parte del contenido, pero los
humanos no somos un «envase»
que contiene a la naturaleza.
Por lo tanto, comienzo diciendo que existe una
asimetría radical: la naturaleza nos contiene a nosotros pero nosotros no la
contenemos a ella.
Esta aclaración parece redundante pero les
comento por qué tanta insistencia: nuestro cerebro cuando comprende algo tiene
la sensación de que lo contiene. Pero no es una mera ilusión que les ocurre a
algunas personas. Por el contrario, es algo que está establecido en el idioma.
Comprender.
(1)
(De comprehender).
1. tr. Abrazar, ceñir, rodear por todas
partes algo.
2. tr. Contener, incluir en sí algo. U. t. c. prnl.
3. tr. Entender, alcanzar, penetrar.
4. tr. Encontrar justificados o
naturales los actos o sentimientos de otro. Comprendo
sus temores. Comprendo
tu protesta.
Como podemos observar, recién en la cuarta
acepción encontramos la más usual, la de entender, concebir, admitir. En las
tres acepciones anteriores las ideas predominantes giran en torno al concepto «encerrar», «captar», «apoderar».
Esto es así
porque nuestro proceso de entendimiento es una forma de ingestión, digestión,
asimilación.
Lo que
vemos, leemos, oímos, entra en nuestra mente de forma similar a como entran los
alimentos por nuestra boca.
Para
aceptar una idea tenemos que «digerirla» mentalmente, de modo similar a como
ingerimos cualquier alimento que termina convirtiéndose en parte de nuestro
cuerpo.
En suma: A pesar de que entendemos incorporando,
tenemos que «comprender» que la naturaleza no es parte nuestra sino que
nosotros somos parte de ella.
(Este es el
Artículo Nº 1.576)
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11 comentarios:
A menudo confundimos. Creemos que al ser parte de una persona, esa persona nos pertenece. Nos pasa con nuestros hijos y con la pareja.
Al abrazar, comprender y penetrar una persona, sentimos que la poseemos.
Ni nosotros la poseemos, ni ella nos posee a nosotros. Somos dos formando parte de algo. Formando parte de la naturaleza.
Por creernos dueños de la naturaleza es que la depredamos, rompiendo su equilibrio.
Numerosas personas, circunstancias vividas, incluso nuestro organismo, forman parte de nosotros. Pero no son nosotros. Nos hacen, nos moldean. Nosotros somos algo más, que no es la suma de todo eso.
¿Entonces nuestro cuerpo no nos pertenece? ¿Qué nos pertenece si no nos pertenece nuestro cuerpo?
Buena pregunta...
La vinculo con el discutido tema del aborto.
Quizás acá Lacan tenga razón: no hablamos, sino que somos hablados.
Como nuestro cuerpo forma parte de la naturaleza, en última instancia no nos pertenece. No podemos decidir cuando nacemos ni cuando morimos.
Por eso que dice Luján es que nuestra única misión: conservarnos con vida y reproducirnos, depende de nuestro instinto. Es decir, como parte de la naturaleza que somos, respondemos como todos los seres vivos.
Estoy orgullosa de mi instinto.
La cultura también forma parte de lo que somos, pero si no me equivoco, sus contenidos se alojan -por así decirlo- en la corteza cerebral, la parte más nueva, evolutivamente, de nuestro cerebro.
Es complicado, porque uno de los tres tipos de la corteza cerebral es la arquicorteza, compuesta por el hipocampo, donde se alojan nuestros instintos, la parte ¨animal¨. La neocorteza es donde se aloja el raciocinio. Así que en la corteza está lo cultural (desarrollado en todos los primates) y lo instintivo. Los primates tienen una compleja vida social.
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