miércoles, 16 de mayo de 2012

Que nos amen, es cuestión de suerte



Necesitamos el amor tanto como el aire pero que nos amen es cuestión de suerte.

¡Qué difícil es saber cuánto valemos! ... y no es para menos: la información que recibimos de los demás (familiares, amigos, maestros, compañeros de estudio) no podría ser más contradictoria, subjetiva, cambiante.

Como si esto fuera poco, nuestro cerebro procesa con mayor ineficiencia los datos que nos conciernen aunque demuestre genialidad con los temas que le son indiferentes.

Si bien nunca sabemos a quién creerle, nuestro cerebro está muy condicionado para creerle a quien nos ratifique y a no creerle a quien nos contradiga.

Cuando nuestra cabeza se caracteriza por su terquedad, es casi imposible que podamos oír opiniones opuestas a las que tenemos.

Estas peripecias mentales y afectivas, podrían ser inútiles si en los hechos ninguna opinión (favorable o desfavorable) fuera digna de crédito; si todas estuvieran equivocadas.

No tenemos datos suficientes para descartar el siguiente punto de vista:

1º) Todos los seres humanos necesitamos ser amados, tanto como aire para poder respirar;

2º) Una mayoría piensa que el fenómeno mágico de ser amados está bajo nuestro control; piensa que si nos proponemos podemos provocar el amor hacia nosotros de cualquier persona;

3º) Una mayoría piensa que cuando alguien deja de querernos es por nuestra culpa y responsabilidad.

Tampoco tenemos datos suficientes para descartar este otro punto de vista:

1º) (Que necesitamos ser amados, no está en duda);

2º) Ser queridos o no queridos es una cuestión de suerte pues no elegimos a nuestros familiares y muchas veces nos rodea gente que ni elegimos ni podemos ignorar (vecinos, compañeros de estudio, jefes);

3º) La suerte es determinante en que dejen de querernos y es imposible influir por mucho tiempo sobre el amor que inspiramos.

En suma: que nos amen es solo cuestión de suerte.

(Este es el Artículo Nº 1.574)

12 comentarios:

Gabriela dijo...

Estoy en un todo de acuerdo en que le creemos a quienes nos ratifican. Elegimos las filosofías y las teorías científicas que más se adaptan a nuestras necesidades inconscientes. Todas las opiniones son válidas, pero si queremos ser generadores de opinión, no podemos apartarnos de la teoría o explicación de los fenómenos que hemos creado. Para aportar algo enriquecedor al pensamiento humano, debemos concentrarnos en una línea de pensamiento. Si estamos abiertos a escuchar y profundizar en todas las posturas que nos sea posible, nos enriqueceremos mucho, pero no asumiremos el rol de aportar algo nuevo, algo que permita avanzar.

Evaristo dijo...

De acuerdo a lo que plantea Gabriela, se enriquece personalmente el que oye todas las campanas, y enriquece a la humanidad el que escucha sólo la suya.

Marcelo dijo...

Cierto que somos muy torpes en el procesamiento de los datos que nos conciernen. Es mucho más fácil pensar, generar hipótesis y tomar decisiones, sobre la vida de los otros que sobre la propia.

Leandro dijo...

Los pensamientos más complejos los podemos desarrollar desapegándonos artificialmente del objeto de estudio. En realidad estamos siempre, de un modo u otro, fuertemente implicados, sólo que ignorándolo quizás podamos ser más productivos.

Marta dijo...

Tengo diferencias con Leandro. Para profundizar en el conocimiento tenemos que estar consciente e inconscientemente implicados en lo que apasionadamente queremos saber.

Rodolfo dijo...

Creemos que alcanza con amar y ser buenas personas para que nos amen. Desgraciadamente no es así. El amor es muy difícil de explicar.

Facundo Negri dijo...

Siempre termino pensando lo mismo. Estamos regalados...

Andrea dijo...

¿Nadie cree en la fuerza de la voluntad? ¿Piensan que es tan poco influyente? Puede que en los asuntos de amor -sobre todo en el amor de pareja, donde está implicada la atracción sexual- la voluntad no juegue un rol preponderante, pero en la consecución de una meta, creo que es fundamental.

Norton dijo...

Lo equivocado es proponerse como meta que nos amen.

Ingrid dijo...

Para lograr el amor de los otros somos capaces de grandes cosas. Vencemos nuestras dificultades, desarrollamos nuestra inteligencia, tratamos de sacar a luz lo mejor de nosotros mismos, hacemos grandes esfuerzos intelectuales, dedicamos mucho tiempo.
Proponerse como meta que nos amen, podrá llevarnos a la frustración, pero nos permitirá llevar una existencia llena de vida.

Enrique dijo...

Respetamos las normas sociales para no ser excluídos, para ser aceptados por nuestros semejantes. Esa aceptación es la base mínima imprescindible para poder ser amados.

Lautaro dijo...

A pesar de lo que dice Enrique, creo que también podemos ser amados por NO respetar las normas sociales. De esa manera, para determinado sector nos convertimos en héroes.