Las relaciones sexuales no existen porque los objetivos del
varón y de la mujer «haciendo el amor», son totalmente diferentes.
Como he sugerido en otros artículos (1), los
hombres y las mujeres se encuentran en una cama por distintas razones.
Sin embargo, el sentido común opina diferente
y una vez más está equivocado, aunque la mayoría le cree.
Lo repito una vez más: la mujer está ahí
porque sus hormonas le ordenaron buscar, elegir y seducir a un hombre que
eyacule dentro de su vagina; el hombre está ahí porque ella lo buscó, lo eligió
y lo sedujo. Como está en la naturaleza masculina no dejar pasar ninguna de
estas invitaciones, es imposible que se la pierda.
En suma: la mujer está en esa cama para concebir un hijo y él está para
disfrutar su placer más grande: tener sexo.
Cuando dos personas se encuentran por
diferentes motivos en un cierto lugar, ¿podemos decir que están haciendo lo
mismo? NO. En otras palabras, cuando un hombre y una mujer tienen relaciones
sexuales, no están haciendo lo mismo.
Si aceptamos lo expuesto hasta acá, tenemos
que concluir en un sinsentido, en algo contradictorio y paradojal: «las relaciones sexuales no
existen». (Lo escribo entre comillas porque, antes que yo lo dijo Jacques Lacan
por el simple hecho que nació 43 años antes).
Quienes
logren aceptar esta idea pueden subir al nivel 2 de este artículo.
En el nivel
2 tengo para decirles que existe otro motivo por el cual «las relaciones
sexuales no existen».
Efectivamente,
nunca estamos con quien «es» sino con quien «creemos que es».
Ocurre que
de alguna manera le comunicamos cómo lo imaginamos y el otro, para no
defraudarnos, representa (actúa) según el perfil que le inventamos y así
terminamos convenciéndonos de que lo conocemos.
(Este es el
Artículo Nº 1.566)
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12 comentarios:
Creo que sucede algo así en múltiples ocasiones. Por ej. cuando se encuentran dos amigos. Uno puede ir con la expectativa de recordar viejos tiempos y el otro con ganas de contarle lo que le está sucediendo ahora. ¿Podríamos decir que por este motivo el vínculo de amistad no existe?
Creo que no es inexorable que el otro represente el papel que le adjudicamos. Pienso que si hacemos eso, va a llegar un momento en el que no vamos a poder seguir sosteniendo la relación.
Uno puede estar muchos años conviviendo con sus hijos, hermanos y padres, sin saber quienes son. Hasta que un día algo hace click en nuestra cabeza y empezamos a ver al otro de una manera distinta. Quizás esa nueva manera sea más ajustada a la realidad o por el contrario, más alejada.
Yo creo que mi padre era un ser bondadoso, solidario, solitario, excesivamente celoso, controlador, etc. etc. Es muy difícil que alguien pueda hacerme creer que era de otro modo.
Como dices ¨era¨, supongo que tu padre habrá fallecido. De pronto si continuara vivo, ahora lo verías de otra manera.
¿Puede ser que eso de no saber quién es el otro tenga que ver con la imposibilidad de calzar sus zapatos?
Lo que decís Euge, puede ser. Creo además que proyectamos en el otro lo que nosotros somos, y el otro responde a nuestro pedido. En cada relación esto se da de ambos lados, porque lo que se busca es conservar el vínculo.
Si das amor, probablemente recibas amor, si sos amable te tratarán con amabilidad, si respetás al otro, probablemente el otro te respete.
la tuya me parece una visión muy rosa de la vida. A veces sos amable y el otro entiende que sos sumiso, respetás y el otro cree que es puro formulismo, das amor y recibís incomprensión.
En la pintura que ilustra el artículo, el hombre y la mujer se miran de reojo con cara de desconfianza. Cierto que desconfiamos de todo, porque si somos sinceros, de quien primero desconfiamos es de nosotros mismos.
Quizás en la adolescencia, los obejtivos de la mujer y del varón respecto a las relaciones sexuales, sean más parecidos que en la adultez.
Reconozco que las mujeres maduras, si bien buscamos placer en la relación sexual, eso no es lo que más nos motiva.
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