jueves, 3 de mayo de 2012

La publicidad patológica




La publicidad nos informa de los bienes y servicios que podrían beneficiarnos y sería patológico creer todo lo que nos dice.

No habré de equivocarme por mucho si afirmo que una patología es «la exageración de la normalidad».

Según parece estamos «poblados» por millones de microorganismos que nos enfermarían si su población aumentara, cosa que ocurre cuando nos resfriamos, por ejemplo: el virus del resfrío aumenta en cantidad dentro de nuestro organismo y esa «superpoblación» desencadena una cantidad de fenómenos desagradables.

Cuando en otro blog analizo la pobreza patológica (1), es porque se trata de aquella pobreza que molesta demasiado, a quien la posee o a los demás. No es pobreza patológica cuando es buscada por quien la posee.

Una canción muy popular del cantante Alberto Cortez, dice en su estribillo: «Ni poco ni demasiado, todo es cuestión de medida» (2).

En esta idea, también es posible prestar atención a nuestra conducta, a nuestra filosofía de vida, a nuestras estrategias de sobrevivencia.

La abundante oferta de bienes y servicios recurre a la publicidad para darnos los consejos que más les sirven a quienes pagan dicha publicidad.

Por ejemplo, el fabricante de jabones dentales, porque sabe que el odontólogo es un agente de ventas muy importante, nos muestra a uno de ellos paseándose delante de la filmadora con su túnica blanca, diciéndonos que, con todo lo que él sabe, ha llegado a la conclusión de que nuestros dientes tienen que ser cuidados preventivamente por Colgate.

Algo similar ocurre con la gran cantidad de productos farmacéuticos (en los que el agente de ventas muy importante es el médico): el consejero televisivo nos dice que nuestro cuerpo tiene que ser cuidado preventivamente con tal vitamina, energizante o antioxidante.

Sería patológico que creyéramos exageradamente en esos «consejos con fines de lucro».



(Este es el Artículo Nº 1.561)

13 comentarios:

Enrique dijo...

Pienso que la enorme mayoría de los adultos no cree en lo que dice la publicidad. Sin embargo, aunque no creamos, el mensaje subliminal nos queda, sin que tengamos posiblidad de razonarlo. Además la publicidad actúa a nivel inconsciente y nos provoca conductas reflejas. Es lo que sucede cuando se impone una marca.

Lucas dijo...

La túnica blanca es mágica. Quien la porta nos inspira prestigio y confianza. Claro que en estas últimas semanas, no está pasando eso en Uruguay, pero es un tema coyuntural.
Por la autoridad del uniforme blanco (pulcro, libre de toda mancha, moral y puro) es que se usa en muchas propagandas. Ellos, los de túnica son buenos y son los que saben.
Antes pasaba algo similar, en nuestro país, con las maestras. Hasta hace unas décadas, las madres les daban una manzana a sus hijos, para que se la llevaran a la maestra, ahora se la dan para que se la tiren por la cabeza.

Leticia dijo...

Creer todo lo que dice cualquiera, sea quien sea, también es medio patológico.

Sandra39 dijo...

A mí me gustaría que la publicidad fuera meramente informativa.
Para ver cosas ingeniosas, creativas, imágenes bellas, tenemos a las películas.

Ernesto dijo...

No te olvides, Sandra, que las películas muchas veces son altamente propagandísticas, tanto de bienes y servicios como de ideologías.

Elbio dijo...

La publicidad nos hace creer que necesitamos demasiado; y eso porque no deseamos mucho.

la gordis dijo...

Debo reconocer que en muchos aspectos de mi vida no tengo medida. Intento tenerla pero no la tengo. No me mido. Soy desmedida.

Marcos dijo...

Creo que eso es gordis, porque tenés muchos deseos insatisfechos.

la gordis dijo...

Puede ser Marcos. Recogo el guante. Lo voy a trabajar en mi terapia.

Rulo dijo...

Yo creo únicamente en la hierba.

Johnatan dijo...

PORFA! BRITNEY ES MI IDOLA, XQ TUVIERON QUE PONERLA CON ESA CARA DE ESTUPICA?

Julia A. dijo...

Me cambió la cabeza leer el libro "13,99 euros"

Pablo dijo...

Julia, en ese libro se explica que la pasta de dientes es absolutamente innecesaria !!!