miércoles, 30 de mayo de 2012

El libro es para niños e Internet es para adultos



El libro es un producto para personas dependientes y el mismo texto en la web es un producto para personas independientes.

— «No quiero que me des, solo dime dónde hay»;
— «No me des el pescado, solo enséñame a pescar».

Estos dos enunciados nos hablan de alguien que no quiere ser dependiente de los demás, aunque sí acepta que le den información o que le enseñen para luego valerse por sí mismo. Quienes así hablan parecen estar deseosos de evolucionar, desarrollarse, acceder a la autonomía de una persona adulta.

Para agregarle énfasis, señalo también la actitud opuesta:

«¡Dame una ayuda por favor!»:
— «Si tienes tanto pescado, ¿por qué no me regalas una pequeña parte, que para ti sería poco y para mí sería mucho?»

En términos de alimentación, de calmar el hambre, uno pediría que le indiquen dónde hay alimentos para poder hacerse la comida mientras que el segundo intentaría que le sirvan la comida ya preparada.

Para terminar, uno se presenta como un adulto autosustentable y el otro como un niño dependiente. El primero está dispuesto a trabajar y el segundo está esperando que otros trabajen por él.

Con esta introducción, retomaré brevemente los temas tratados en otros artículos (1) dedicados a debatir sobre si los libros son peores, iguales o mejores que los mismos textos instalados en la web (Internet).

Les adelanto la conclusión:

El libro es un producto terminado, que el lector sólo tiene que leer mientras que el mismo texto en la web es un insumo, un ingrediente, un producto primario, con el que el lector tendrá que preparar su propio texto.

El libro es «el pescado» y el texto en la web es el comienzo de una tarea que puede ser interminable.

Efectivamente, gracias al hipertexto (2), el lector de Internet «construye» su propio texto.

 
 


(Este es el Artículo Nº 1.588)

9 comentarios:

Marcia dijo...

No entiendo. Así como uno busca en internet, también busca libros. Ni los libros tenemos por qué leernos enteros, ni el material de internet tampoco. Podemos meternos en una biblioteca y hacer algo muy similar a lo que hacemos cuando entramos a internet.

Federico dijo...

Creo que Mieres nos dice que en los textos de la web podemos intervenir, hacer cosas, quitar y agregar, mientras que en los libros impresos sólo podemos hacer anotaciones en el margen.

Margarita dijo...

Yo pienso que los libros son para niños por su calidad de objetos concretos y manuables. El niño precisa la cosa hecha, concreta, que pueda tocar, oler, mordisquear.

Rubén dijo...

Los adultos también precisamos cosas así, de las que podamos apoderarnos.

Alicia dijo...

Capaz que la cosa va por el lado que plantea Rubén. Apoderarse de algo es tomar una cosa que es de otro. Aprehender es hacer mío algo que he asimilado con mi propio cuerpo, a mi manera.

Gabriela dijo...

Los textos en la web nos permiten opinar; así como lo hacemos en este blog. Podemos establecer un diálogo directo con el escritor. Un diálogo que puede ser interminable, porque implica cuestionamientos, críticas, coincidencias, un esfuerzo por pensar, cambios de opinión.

Elbio dijo...

Tenemos los nodos y el hipermedio. Esto es lo que hace a la diferencia. Los enlaces confluyen y no están jerarquizados. La jerarquización la establecemos nosotros.

Elena dijo...

Todo un tema!!! Esto se vincula mucho a la cuestión de la pobreza patológica. Si pedimos al que le sobra, si aceptamos limosna, estamos bajando los brazos. Implícitamente estamos diciendo ¨yo no puedo; por favor, háganlo por mí¨. Como un niño, que necesita que le den de comer la comida que los adultos le han preparado.

Francisco dijo...

Sí, Elena. Pero a veces de verdad no podemos.