lunes, 19 de septiembre de 2011

Los varones maternales

Es probable que la mujer prefiera varones con algún rasgo de su padre, pero en forma inconsciente y predominante busca en ellos características de su madre.

En un intento de integrar algunas ideas que ya he compartido con ustedes, les comento algo que puede ser interesante.

Si aplicamos la deducción, podemos concluir que es quien atiende al recién nacido quien le enseña qué es amar.

La lección número uno de esa enseñanza es la lactancia.

Calmar el hambre de alguien que no conoce ningún otro malestar, equivale a salvarle la vida y si esa experiencia salvadora se repite cada pocas horas durante meses, el sentimiento termina consolidándose de una manera irreversible.

Probablemente la irreversibilidad no se dé exclusivamente con esa señora que vive con un señor y que nos cuida y nos satisface casi todas nuestras necesidades y deseos.

La relación con nuestra madre biológica no siempre es la mejor, pero estoy seguro de que todos quedamos enamorados del género femenino, porque nos tuvo en su panza y porque luego nos enseñó a amar con sus propias actitudes.

Por eso me animo a sostener que tanto hombres como mujeres amamos y deseamos a las mujeres (1).

De esto se sigue que la mujer es básicamente lesbiana, sin perjuicio de que más adelante sus impulsos reproductivos la orientarán a tener sexo exclusivamente con varones y aprendan a amarlos, sobre todo porque los varones aprendimos a amarlas con nuestra madre.

El intento de integrar ideas que mencioné al principio consiste en este caso en proponer que algo femenino tenemos que tener los varones para que las mujeres nos acepten de buen grado.

Y así ocurre si lo pensamos desprejuiciadamente.

— El propio narcisismo (masculino) nos induce a parecernos a quien amamos; y
— Todo esfuerzo masculino por no ser afeminados denota cuán femeninos somos.

(1) Es así (o no) 

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12 comentarios:

Carolina dijo...

Súper de acuerdo con ud, Doc!!!

Nolo dijo...

Parece que Michelini tuvo una mala noche...

Martín dijo...

Prefiero morir de pie

Alicia dijo...

A veces surgen problemas cuando la experiencia salvadora de ser alimentados, sufre algunas pequeñas perturbaciones. Por ej. que te den de mamar hasta que la leche te salga por los oídos, o que empiecen a alimentarte después de que sufriste media hora de hambre aterrador, o que insistan en alimentarte hasta doblegar tu voluntad, cuando aún no tenés hambre. Esas pequeñas fatalidades pueden tener graves consecuencias cuando se repiten siempre; cuando la madre nunca tiene el tino de llegar en el momento adecuado.

Hugo dijo...

Esto que ud dice explica algunas cosas...
Una imagen clarita que tengo de mi madre, es cuando salía de la cocina, con el delantal todo manchado de harina, con cara de cansada pero sonriente.
Ahora me explico por qué cuando salgo engrasado del taller y me limpio las manos con el estropajo, me acuerdo de mi madre...

Alicia dijo...

Podríamos decir que las lesbianas que se comportan algo varoniles, hacen un esfuerzo conmovedor por representar a su madre y a su padre en su propio cuerpo.

Lucía dijo...

Es cierto, a las mujeres nos seducen los hombres aguerridos que saben ser tiernos.

Paula dijo...

A veces terminamos de acomodar la relación conflictiva que tuvimos con nuestra madre biológica, en la segunda maravillosa oportunidad que nos brinda una buena maestra.

Victoria dijo...

Los varones "todo varón", no pueden ser luego, buenos padres.

Jacinto dijo...

No me digas que soy femenino.
Dime tan solo, JACINTO...

Leonardo dijo...

Pienso que los recién nacidos deben conocer una multitud de malestares, además del hambre. Pero el que la madre puede calmar con mayor eficiencia y con un mayor enriquecimiento del vínculo madre/hijo, es el hambre.

Florencio dijo...

Cómo es posible que un pueblo como el norteamericano, tan lleno como estuvo, de nodrizas afro-americanas, pueda ser racista?
Claro, yo mismo me respondo (soy un alumno brillante): todo fenómeno responde a una causalidad multifactorial. (qué cogotudo!)