lunes, 5 de septiembre de 2011

El masculino genérico

Lingüísticamente, el género masculino incluye al femenino. Algunos hispanos están utilizando expresiones redundantes tan sólo para que el género femenino figure, sea mencionado.

Los varones, según yo mismo (1), no deberíamos liderar porque despreciamos a los subalternos, especialmente si son mujeres, pues les envidiamos que tengan útero, senos y que además (esto lo agrego hoy porque acabo de darme cuenta) puedan lograr decenas de orgasmos, mientras que los «varones poderosos y envidioso» tenemos uno, dos y con suerte, tres.

Como no tenemos la posibilidad de gestar, alimentar y gozar tanto como ellas con nuestro cuerpo, nos dedicamos a la «misión imposible» de crear grandes obras para calmar la envidia del útero: creamos represas, ganamos premios otorgados por nosotros mismos, manejamos el idioma.

Con el abuso de poder aplicado a manipular nuestra lengua, hemos creado el «masculino genérico» que las incluye a ellas excluyéndolas (¡vaya paradoja!). Cuando decimos «El hombre primitivo adoraba muchos dioses» las estamos incluyendo aunque excluyéndolas.

Los movimientos feministas han logrado aumentar la cantidad de problemas que tienen las mujeres pero no ha sido en vano.

Desde hace unos años, la costumbre de empezar un discursos diciendo «Señoras y señores, ...» se ha extendido a otros usos. Por ejemplo, hoy podemos oír que alguien diga: «los niños y las niñas de este colegio son muy traviesos y traviesas».

No es económico (inteligente) este uso del idioma porque la fórmula abreviada también se entiende («los niños de este colegio son muy traviesos»).

Una explicación de este «derroche» lingüístico puede estar en que los feministas lograron incluir a las mujeres en el lenguaje.

Si eso los/las hace felices, allá ellos/ellas.

Nosotras, las personas que no hacemos abuso de poder, estamos dichosas de que otras mejoren su calidad de vida, excepto que ahora pretendan imponernos su despilfarro.

(1) Los envidiosos no pueden liderar

●●●


13 comentarios:

Anónimo dijo...

hay una doña argentina que le gusta que le digan la presidenta, y les habla a todos y todas.
más que despilfarro es un suplicio soportarla

Mariana dijo...

Que el género femenino no sea excluído del discurso, no es poca cosa!

Sandra39 dijo...

Llegó el momento de crear las palabras que sean necesarias para que todos estemos incluídos.

Oliverio dijo...

Usar el arroba no sirve, porque sólo se puede leer.

Irene dijo...

Concuerdo en que eso de todos y todas, niñas y niños, etc., es demasiado engorroso, al punto de volverse ridículo.

Margarita dijo...

En lugar de niños, tenemos que decir infantes, así como decimos adolescentes, jóvenes, personas... para los viejos el término que nos queda es medio antipático: gerontes. Suena horrible. La vejez siempre nos complica.

Marcela dijo...

Mi hija, que estudia magisterio, dice que ahora está autorizado usar el femenino cuando uno se dirige a un conjunto de personas en las que claramente predominan las mujeres.
También dice que los maestros (varones), con este tipo de medidas, cada vez están más destinados a la extinción.

Loreley dijo...

Lo que dice Marcela de la extinción es porque los hombres no se bancan quedar en un segundo plano. Las mujeres que estudiamos ingeniería nunca nos quejamos.

Marcia dijo...

Si me interesara usar un idioma abreviado, hablaría en inglés.

Damián dijo...

Ya llevo algunos minutos imaginando qué cara debería poner para que eso de niños y niñas, traviesos y traviesas, no sea tan insoportáblemente ridículo. Capaz que si uno lo dice sonriéndose... mirando para donde están los niños y luego para donde están las niñas... Bueno, la otra posibilidad es no hablar en público.

Eladia dijo...

Los y las feministas lograron incluir a las mujeres en el lenguaje; permítame que le corrija.

Natalia dijo...

Las fórmulas abreviadas ya me torturaron lo suficiente en física y matemática.

Verónica dijo...

Nosotras, además de tener hijos y todos los orgasmos que se nos antoje, también hacemos grandes obras. (Son esas que uds tratan de ocultar cuando escriben la historia).