La medicina cuenta con más recursos que serían mejor aprovechados si los médicos no estuvieran bajo tanta presión de quienes no asumen que la muerte aún existe.
Es muy difícil trabajar bajo presión sin cometer errores.
El médico de principios del siglo 20 tenía pocos recursos, un médico de hoy dispone de:
— Más medios tecnológicos para examinar, diagnosticar y pronosticar (ecografía, exámenes clínicos nuevos y precisos);
— Más variedad de específicos químicos (medicamentos) para curar o detener más enfermedades;
— Quizá por estos nuevos recursos, la legislación es más exigente en los resultados y mucho más intolerante con las equivocaciones (mala praxis);
— Los medios de comunicación son más abundantes y están mejor dispuestos para propalar cualquier error médico, sin preocuparse demasiado por generar alarma pública;
— La entronización de la estadística como herramienta merecedora de una fe ciega, alienta la predisposición a que cualquier amenaza con bajísimas probabilidades (1%, 3%, …) ya sea señalada como alerta roja. Los estándares así establecidos determinan que está sano cualquier humano que tenga valores propios de un astronauta apto para vivir en una cápsula espacial durante meses.
Si bien acaricia el ego de los médicos sentir cómo ha aumentado su protagonismo entre los actores sociales de cualquier colectivo, no podemos perder de vista que es un ser humano y que cualquiera de nosotros, expuesto a un escrutinio, supervisión y exigencia muy severos, forzosamente dejaríamos de concentrarnos en los problemas del paciente para evitar algún error de costosas consecuencias.
Esto ha provocado que los profesionales se vean obligados a practicar algo que ya alguien bautizó como medicina defensiva, en la cual, como no podríamos esperar otra cosa, los médicos prestan más atención a cumplir con todas las precauciones de su vida profesional híper vigilada que a estudiar la dificultad de salud que motivó la consulta del paciente.
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11 comentarios:
Los únicos que mejoran su rendimiento cuando trabajan bajo presión, son los que nunca hacen nada.
Lo que ud. plantea es muy cierto. Incluso ya se formó la Agrupación de Médicos Paranoico-funcionales.
Los que dicen que la muerte es un sólo un cambio de estado, deberían agregar que ese cambio de estado es el que le sucede a la descomposición.
El que trabaja bajo presión llega al fin de semana lleno de burbujas.
El médico del s. XXI tiene ojo clínico para ver los resultados de los exámenes.
Nunca me dedicaría a una profesión en la que equivocarse trajera consecuencias graves... todavía sigo busacando mi vocación.
Si un médico quiere acariciarme el ego, pues que lo haga con pericia técnica.
Es lo que les pasa a los jugadores de fútbol. Cuando están bajo presión no pueden concentrarse en el partido.
Cada vez que me escrutinian, encuentran que tengo un montón de votos en blanco de mi familia.
Cuando un médico practica la medicina defensiva, lo delata su mirada taciturna.
Nos volvemos intolerantes con las equivocaciones cuando nos afectan a nosotros.
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