domingo, 3 de julio de 2011

A otra cosa mariposa

El coronel de caballería vive su primer día del nunca soñado pase a retiro.

Los militares nunca se jubilan, no abandonan su compromiso con la patria. Sólo dan un paso al costado para que otros más jóvenes ocupen su lugar.

Ayer lustró las botas y le sacó brillo a los botones dorados, cepilló el uniforme para que luciera tan radiante y magnífico como cuando se vistió por primera vez siendo cadete, casi sin barba, la mente llena de símbolos, ideales, compromiso, moral.

Luego la experiencia le fue mostrando distintos escenarios en los que no le resultó fácil hacer coincidir lo que estaba reglamentado con lo que las circunstancias le exigían.

Sintió más dolor cumpliendo algunas órdenes por obediencia que realizando extenuantes ejercicios o cumpliendo rigurosos castigos por faltas que serían insignificantes para cualquier civil.

Sus tareas habían ido perdiendo atractivo a medida que el país entraba en un período de extrema politización y las grandes preocupaciones pasaron a ser burocráticas: informes, pedidos de precio, pagos, traslados.

«Existir es luchar» y un militar protege la existencia en tanto se especializa en la lucha.

La vida no tiene sentido sin honor, valentía y vocación de servicio. Pocos entenderían que un militar siente que es «alguien» cuando viste el uniforme, ese atuendo que orgullosamente le permite ser el custodio de las sagradas instituciones republicanas y democráticas.

Cuando me llamó por mi parentesco: «Yerno, venga un momento por favor» pensé que estaba jugando a que seguía en el cuartel, pero no, entré al baño, vi que había orinado con sangre y a partir de ahí empezó su lucha por la vida en la que llevaba todas las de perder.

En sus últimas horas, delirando por el famoso cóctel, balbuceaba algo sobre «la deslealtad del camarada», quizá refiriéndose metafóricamente a su propio cuerpo, a Dios o a alguna deuda de honor cuyo secreto se llevó a la tumba.

Tuve la sensación de que los compañeros que lo escoltaron hasta el final sabían a qué se refería.

Nota: La imagen corresponde al actor Chris Cooper quien personificó a un militar retirado en la película Belleza americana.

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7 comentarios:

Nolberto dijo...

Lo que para uno es lealtad, para el otro, que está parado en la vereda de enfrente, es traición. Este es uno de los aspectos trágicos de la existencia humana.

Sofía dijo...

La muerte de los secretos es más definitiva que la muerte de la vida.
Cada uno de nosotros prolonga su existencia después de la muerte, en los que estuvieron vinculados a nosotros y continúan viviendo. Incluso después de varias generaciones, aún podemos ser leídos, escuchados, vistos. Nuestros secretos no.

Olivia dijo...

Las grandes familias deberían tener siempre un cura, un militar, un científico y un artista.

Yoel dijo...

Las ocupaciones humanas que mencionó Olivia, no tienen pase a retiro nunca.

Enrique dijo...

Tanto han insistido en no querer ver nada bello en el diablo, que finalmente corrió a asistirlo, el mejor de los abogados.

Filisbino dijo...

No comprender la lucha de otra persona, o de otro sector, o de otra nación, impide la posibilidad de negociar.

Norton dijo...

En la medida que más valores y principios se ponen en juego, en el ejercicio de una profesión, más posibilidades existen de equivocarse.
Quién diría que está equivocado un comerciante que cumple su tarea respetando la reglamentación de su época?