miércoles, 11 de noviembre de 2009

«Me robaron el segundo iPhone»

Las personas somos coherentes pero no somos lógicas. Tenemos armonía pero no somos racionales.

Es un prejuicio suponer que la única coherencia es la lógica, matemática, universal.

Que funcionemos bien no significa que lo hagamos apegados a lo razonable.

En síntesis: somos seres emocionales que racionalizamos.

Con el artículo titulado El valor de lo que se puede robar intento comprender por qué los teléfonos celulares son tan robables.

Ahí propongo la hipótesis de que si estos aparatos no pudieran ser usados por quien los robe serían menos valorados por los usuarios porque se sentirían seguros de su propiedad.

Entonces, según nuestra particular forma de pensar y actuar, necesitamos que algo propio corra el riesgo de ser usado por otras personas para que realmente sintamos interés por él, lo cuidemos, lo valoremos, estemos dispuestos a pagarlo mucho dinero.

Muy probablemente quienes razonan de esta manera para mejorar la rentabilidad de sus inventos copiaron sin saber lo que sentimos por otras personas.

Efectivamente, cuando nuestro cónyuge nos tiene tensos porque tememos que nos abandone, estamos asignándole o reconociéndole un valor que lo halaga, lo prestigia, aumenta su autoestima.

Y acá aparecen los celos, que según la dosis pueden ser convenientes o imprescindibles.

Tanto nuestro cónyuge (amante, concubino, partenaire sexual) como el celular son importantes para nosotros (de diferente manera, lo reconozco) y aumenta su valor en la medida que otros también deseen poseerlo (y disminuye su valor en la medida que nadie desee poseerlo).

Porque somos coherentes pero ilógicos, armónicos pero irracionales, emocionales pero racionalizadores, es probable que en muchos órdenes de nuestra vida optemos según los mismos criterios.

Por ejemplo, elegimos un amante codiciable al mismo tiempo que nos compramos un iPhone.

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13 comentarios:

Rebeca dijo...

Si no te entiendo mal, estás igualando personas con objetos.

Allá tu!

Marcia dijo...

Mi ex siempre armaba su razonamiento de acuerdo a lo que quería conseguir, adaptaba su pensamiento a su conveniencia. Al final terminó hartándome.

Lola dijo...

Se me ocurrió pensar que para tener interés en un hombre, este tiene que ser "usado" por otra mujer. Si tenés la certeza de que es sólo tuyo, ya no es tan valioso.

Isabela dijo...

Discrepo por completo con Lola. Compartir al hombre que se ama sólo trae angustia. Todos necesitamos ser únicos para alguien, es la forma de revivir nuestro primer vínculo afectivo, el que tuvimos durante nuestro primer año de vida con nuesta madre.

Mercedes dijo...

Debo decirle que su manera de plantear las cosas es francamente antipática.

Eusebio dijo...

Estoy de acuerdo contigo en cuanto a que si bien no somos racionales, actuamos de acuerdo a una armonía interna; más allá de que esa armonía no nos favorezca. Para vivir necesitamos encontrar algún tipo de equilibrio.

Oriente dijo...

Allá en mi juventud tuve una novia tan bonita que no me atreví a quedarme con ella. Le di salida antes de que se fuera con otro. Reconozco que soy un hombre de poca fe.

Guillermina dijo...

No me siento segura de nada, pero no se vaya a creer que por eso todo me parece valioso.

Cacho dijo...

Los celos pasados de rosca terminan por liquidar la pareja.

Eladia dijo...

Si somos emocionales ¿por qué pretende (según el planteo que aparece hoy en su otro blog) que gastemos nuestro dinero de manera racional?

Ludovika dijo...

Le aseguro que conozco hombres para los que un celular es más importante que una amante. Si tuviesen la lista de contactos guardada en algún otro lado para reasegurarse en caso de robo, de pronto no sería así, pero como estos tipos por lo general son muy desordenados, tienen los valores puestos de cualquier manera.

Piruchi dijo...

Antes mi hermana me usaba los jeans y me los estiraba. En aquella época hubiera sido capaz de guardarlos en una caja de seguridad.

Celeste dijo...

y cuanto cuesta un amante-iphone? 500 dólares?