Es probable que haya un corrimiento de los acontecimientos de nuestras vidas.
Siento muy a menudo que los novios y novias son elegidos sutilmente por los padres de los/as muchachos/as.
Esto ocurre especialmente en la población latinoamericana menos europizada, la que tiene mayor apego por las tradiciones post-coloniales y católicas.
Los jóvenes están sometidos a una opinión muy influyente porque cuando se enamoran y se ven compelidos hormonalmente a ejercer su vida sexual, son aún muy dependientes emocional y económicamente de los padres.
Por eso digo que existe un corrimiento en la elección de pareja, novio, cónyuge o concubino.
La mamá, recién cuando su hija o hijo han crecido, están en condiciones de elegir novio. No para ella, sino para otro. Para sí misma no fue posible porque su mamá también la indujo a tomar o dejar determinada persona.
Solucionada la elección colectiva del novio, cónyuge, o lo que fuera, surge el segundo corrimiento de roles: Los mayores quieren nietos. Necesitan ser abuelos.
Otra vez comienza a funcionar el arte de persuadir para que los hijos se reproduzcan con el partenaire que ayudaron a elegir.
Recién ahí los abuelos pueden ser padres como siempre lo desearon: sin estar apremiados por la responsabilidad, con todo el tiempo del mundo porque seguramente estarán jubilados, con el derecho a consentir a los niños para que quede bien claro que los «buenos» y liberales son los abuelos y que los «malos» y policíacos son los padres.
Cuando los hijos de esta pareja sean grandes, probablemente repitan la historia. Harán lo que siempre quisieron hacer y no pudieron, esto es, elegir una pareja (sin hacerse cargo de las consecuencias) y educar niños (sin hacerse cargo de las consecuencias).
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10 comentarios:
Es muy frecuente que no queramos hacernos cargo de ningún tipo de consecuencia.
Siempre fui rebelde, si un novio no le gustaba a mis padres, entonces más unida a él me sentía; como si protagonizara una cruzada en contra de la injusticia del mundo.
Tuve un novio negro y nunca me animé a llevarlo a casa. Al final dejamos.
A causa de los horarios de trabajo, mi pareja y yo no tuvimos más opción que dejar a nuestro hijo con los abuelos. Hemos llegado a la conclusión de que deberemos resolver el problema de otra manera, porque Luisito extraña los fines de semana a los abuelos.
No lo había pensado de ese modo, pero debo confesarle que tiene razón.
Hay algo que me desconcierta: no soy padre pero los desconocidos me dicen abuelo.
Mi vieja tenía un doble discurso. Por un lado me decía "qué bonita tu novia, es una chica muy dulce" y cuando encontraba el momento oportuno me largaba "no te enojes querido, pero me parece que esta chica no te conviene, es un encanto pero..."
Una de las cosas que me impulsó a independizarme fue no aguantar más que mis padres se metieran en mis asuntos.
Entre las mujeres hay un corrimiento en la elección de pareja: todas corremos porque cada vez quedan menos hombres!
Es mucho más fácil elegir para otro que elegir para uno mismo.
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