jueves, 5 de noviembre de 2009

Higiene terminal

Hace unos días publiqué un artículo titulado «Sistema inmunológico explotador» en el que sugería que los trabajadores de la salud necesitan que nuestro organismo no se cure sin su intervención.

Nuestro sistema inmunológico realiza una complejísima actividad, perfeccionada durante millones de años, que no sólo está capacitada para defendernos de los microorganismos que nos asedian sino que está preparada para repeler microorganismos que aún no existen en nuestro ambiente.

Su inteligencia va mucho más allá que eso. Sabe diferenciar a las células extrañas buenas de las malas. Por ejemplo, no combate los espermatozoides que podrían fecundar a la mujer.

Permite la acción de bacterias extrañas que nos ayudan en el proceso digestivo (flora intestinal).

Es capaz de reconocer tejido propio como enemigo cuando algunas células se vuelven patógenas por mutación (tumor).

Teóricamente es legítimo pensar que los trabajadores de la salud combatan inconscientemente al sistema inmunógeno para potenciar su fuente de trabajo.

Como digo en varios artículos anteriores,

— la culpa es una fantasía desvinculada de la realidad material;

— la naturaleza nos gobierna;

— somos simples testigos (no participativos) de lo que nos pasa;

— inventamos (como reacción adaptativa) el concepto culpa para mejorar nuestra convivencia y también porque no podemos soportar esta carencia de control que tenemos sobre nuestras vidas.

Resumiendo las premisas: 1) Los trabajadores de la salud pueden sabotear inconscientemente (atrofiar, empobrecer) nuestro sistema inmunológico para mejorar sus ingresos y 2) Esta sería una reacción adaptativa, natural e inevitable porque es un acto impuesto por la naturaleza.

Y termino con un ejemplo de cómo podría estar generándose la atrofia del sistema inmunológico: Todas las técnicas higiénicas inhiben la producción de anticuerpos, aumentando nuestra vulnerabilidad.

Lamentablemente la higiene excesiva que forma parte de nuestra cultura nos vuelve más enfermables y más dependientes de los trabajadores de la salud.

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11 comentarios:

Carmiña dijo...

Estamos entrando en la moda de la medicina natural y la verdad, me parecen todos unos mugrientos. ¿Qué quiere que le diga? No le voy a mentir justo a usted que no lo conozco. jaja

Un saludo a todos y todas.

Maggi dijo...

En todo caso, más interesados que los trabajadores de la salud, deben estar los que fabrican productos de limpieza.

Evangelina dijo...

Es bastante discutible afirmar que no poseemos cierto control sobre nuestras vidas. Dicen que "la fe mueve montañas" y hay vidas que dan testimonio de ello.

Efraín dijo...

En nuestro hogar estamos necesitando un poco de culpa... por lo de mejorar la convivencia, digo.

Rubén dijo...

El inconciente de los trabajadores de la salud debería tener en cuenta que su propio sistema inmunológico también se ve perjudicado, más cuando pasan la mitad de su vida en clínicas y hospitales.

Filisbino dijo...

Supongo que por algún motivo es que no hemos dejado todo en manos de nuestro sistema inmunológico.

Rosana dijo...

Me parece que el Licenciado simplemente está aportando argumentos para que revisemos nuestra actitud cuando exageramos nuestras normas de limpieza.

Josefina dijo...

Creo que voy a reducir mis gastos en el rubro limpieza. Desde que nació mi nena me puse pulcra por demás.

Eusebio dijo...

La obsesión por la limpieza no se cura a puro razonamiento.

Ema dijo...

Suerte que nuestros sistemas y aparatos tienen inteligencia propia!

Mª Eugenia dijo...

¿Por qué dice que las bacterias que componen la flora intestinal son extrañas?