En el artículo titulado El budismo zen les comento la suposición de que la naturaleza se vale de provocarnos desequilibrios (hambre, sueño, dolor) para que nos movamos pues la quietud es contraria a la vida.
Complementariamente, nos atrae con el placer (alivio, diversión, alegría).
Con el dolor nos empuja y con el placer nos atrae. Por causa de ambos nos movemos lo necesario para que el fenómeno natural que llamamos vida (respirar, transformarnos, reproducirnos) se continúe el mayor tiempo posible.
A veces los seres humanos transgredimos las Leyes de la Naturaleza.
Una forma de transgredirlas (¡y que preferiría seguir haciéndolo!) es postergar el momento de nuestro fallecimiento.
El combate eficaz a ciertas dolencias y enfermedades logra que podamos sortear algunos obstáculos que —sin la intervención de la medicina— habrían terminado con nuestra existencia.
Detrás de las dietas, cirugías y medicamentos, sigue la naturaleza con sus criterios, intentando hacernos mover mediante la aplicación de dolor y el ofrecimiento de placer.
Como la medicina logra eludir este procedimiento natural, entonces tiene que recurrir a sugerir que las personas que participan de esta evasión de las Leyes de la Naturaleza hagan ejercicio físico.
La mayoría pensamos que es imprescindible mantenernos activos haciendo ejercicio voluntariamente (gimnasia, nadar, andar).
Esta necesidad de hacer ejercicio sin otro motivo que hacer ejercicio, podría ser la consecuencia de nuestra transgresión a las Leyes de la Naturaleza con el objetivo de prolongar nuestra existencia un poco más.
En suma: necesitamos movernos a propósito (porque sí, sin un objetivo práctico, irracionalmente) cuando eludimos los mecanismos naturales para conservar la vida aplicándonos técnicas médicas (dietas, medicamentos, etc.) que alteran artificialmente nuestra existencia.
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11 comentarios:
Si yo fuese un oso que ivernara, seguiría durmiendo en primavera.
No es para prolongar la existencia que hacemos ejercicio; es para vernos bien.
El dolor nos empuja y el placer nos atrae... estamos siempre en el mismo lugar, conservando el equilibrio entre las líneas de flotación.
También puede pasar que el desequilibrio te desequilibre por completo.
Es difícil calcular cuantos estaríamos muertos en este momento, si no hubiésemos contado con la intervención de la medicina en algún momento de nuestras vidas.
Lo que diferencia al ser humano moderno, del resto de los animales, es su transgresión contínua a las Leyes de la Naturaleza.
Tengo la oscura sensación de que mi fallecimiento se viene postergando desde hace tiempo.
Si logramos eliminar el envejecimiento, logramos la inmortalidad. Algún día morir no será necesario.
Los criterios de la Naturaleza pueden ser herrados; imagine lo que pasaría si se viniese otra era del hielo.
Al hacer ejercicio se segregan endorfinas que nos hacen sentir bien.
Mientras se puedan controlar los factores externos, nuestra expectativa de vida seguirá tendiendo a crecer.
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