lunes, 16 de julio de 2012

Sobre maestros y médicos



Los maestros y los médicos simplifican sus tareas presionando a los padres y a los pacientes.

La medicina preventiva es antipática (1) para muchas personas porque nos acusa de que no nos sabemos cuidar.

La medicina preventiva tiene algo de parecido a lo que hacen los maestros de escuela cuando convocan a los padres para pedirles algunos cambios en la enseñanza hogareña, especialmente en temas de conducta, para que el niño tenga un comportamiento más juicioso en la clase, para que preste atención a lo que el maestro dice, para que, en definitiva, el maestro gane el mismo salario a cambio de un menor esfuerzo, lo cual significa que el maestro obtiene un aumento de salario tan solo presionando a los padres para que domestiquen mejor a sus hijos-alumnos.

Los padres con mayor predisposición a suponer que crearon a sus hijos gracias a la maravillosa habilidad de la que están dotados, se sienten responsables del defecto de fabricación del que son acusados por el maestro, y es a partir de entonces que comienzan a presionar a su vez a los niños para que no les hagan pasar vergüenza y, si el chico no obedece adecuadamente, entonces será denunciado ante un psiquíatra o un psicólogo quienes deberán encargarse de disciplinar al pequeño (con medicamentos o terapia), para que no haga pasar vergüenza a los padres aunque en definitiva sea para que el maestro trabaje menos.

Retomo el comentario sobre la medicina preventiva, sólo para agregar que los médicos tienen mil veces más dificultades en curar una enfermedad que en pregonar angustiantes recomendaciones, asustando a los pacientes con que deben cuidar la ingesta de azúcar, de grasas, de comida chatarra, de golosinas, de bebidas gasificadas, de carnes rojas, de bebidas alcohólicas y el extenso listado de fantasmas que pueblan su hipocondríaca imaginación.


(Este es el Artículo Nº 1.630)

10 comentarios:

Silvia dijo...

Es más difícil curar una enfermedad que intentar prevenirla. Pero ojo! A veces creemos estar previniendo una enfermedad y no lo estamos haciendo, porque todavía desconocemos lo suficiente sobre esa enfermedad, como para poder prevenirla.

Javier dijo...

No olvidemos que también sucede que maestros y médicos nos alertan a veces, de dificultades que los padres no veíamos en nuestros hijos, sea por falta de información o sea porque las negamos.

Mirna dijo...

Saber cuidarse se puede sumar a las tareas imposibles. Podemos cuidarnos sí, pero nunca con total efectividad. Primero porque no sabemos lo suficiente y segundo, porque no podemos preveer los imponderables, los accidentes, los cataclismos.

Martín dijo...

Creo que lo mejor que hice de niño, fue no perstarle demasiado atención a los maestros.

Teresita dijo...

Como maestra le digo que son muchos los padres que no se sienten responsables por las dificultades de sus hijos. Los defienden ante situaciones indefendibles. No los preparan para vivir en el mundo que les tocó vivir. Los justifican y sobreprotegen.

Ismael dijo...

Mi madre no quería que la hiciera pasar vergüenza y me pellizcaba finito por abajo de la mesa, cada vez que metía la pata o me hacía el vivo. Yo no entendía por qué no le divertían mis picardías, pero ahora la comprendo. Es difícil ser padre.

Marcelo dijo...

Los maestros que no saben conducirse frente a los ¨niños problema¨, deberían hacer algo: revisar su vocación, revisar sus aptitudes, formarse adecuadamente, soportar su impotencia.

Fabián dijo...

Cuando los médicos nos prohiben todo, nos enferman aún más de lo que estábamos. Los médicos tienen que entrenar sus orejas y dar consejos cuando uno se los pide.

Magdalena dijo...

A veces pienso que lo lógico sería que todos los médicos fueran hipocondríacos. Conviviendo todos los días con las enfermedades ajenas más las propias, sería natural. Sin embargo veo que muchos médicos fuman, toman demasiado alcohol, no cuidan su dieta, no hacen ejercicio... Es difícil de entender.

Soraya dijo...

Los maestros trabajan menos cuando no se preocupan por sus alumnos. Si se interesan, si se preocupan, ya empiezan a trabajar más. Es bastante fácil llenar el ojo y cumplir con la currícula. Distenderse y hacer la vista gorda también.