viernes, 6 de julio de 2012

Las ideas que otros «elaboran»



La escasez de tiempo impide tener ideas propias, procesadas según nuestro propio criterio. Comemos y pensamos lo que otros «elaboran».

Si los «lectores son libres», no hacen hincapié en la fama de quien suscribe cada cosa que leen, mientras que si NO son libres, solo leen aquello que viene firmado por la mano del «amo».

¿Quién es el amo?

Es la persona a quien el «lector esclavo» inconscientemente obedece.

Por ejemplo, puede haber elegido entre los críticos de algún arte, entre quienes reciben los Premios Nobel, entre los personajes más entrevistados por los canales de televisión que mira más frecuentemente, entre los parientes que más han estudiado, o más dinero tienen, o mejores regalos entregan.  

Por su parte los «lectores libres», son aquellos que solo reciben estímulos para realizar sus propias reflexiones y construir sus propias conclusiones.

Por ejemplo, en vez de escuchar qué piensan u opinan los demás, solo le prestan atención a los temas de los que hablan los demás, tanto sean estos conspicuos ciudadanos, reconocidas eminencias, o simples ciudadanos que saben sobre cómo trabajar, producir, ayudar, criar hijos, defender una buena causa, cuidarse a sí mismos.

Algunos referentes del «lector libre» ponen el énfasis en lo estadístico, otros señalan la evolución histórica de los procesos, hay quienes prestan atención a las comparaciones.

Lo importante para los «lectores libres» es recibir estímulos para pensar, pero nunca se interesan por los pensamientos ya terminados, por las conclusiones a las que otros llegaron, y muchos menos por las supuestas verdades que pretenden tener la última palabra sobre algún tema polémico.

Si realizáramos un censo intuitivo tendríamos que reconocer que cada vez son menos los «lectores libres» por una cuestión de tiempo. Estamos muy ocupados.

Si algo tan importante como es la comida, la compramos hecha por otros, ¿cuándo pretendemos pensar?

(Este es el Artículo Nº 1.621)

11 comentarios:

Selva dijo...

Me apena no tener tiempo para elaborar mi propia comida. Incluso para cosechar mis verduras y mis frutas. Hasta moler la pimienta me gustaría. Tiene un sabor tan distinto la comida que uno mismo se prepara!
Con nuestras ideas -como plantea Fernando- nos pasa lo mismo. Qué bueno sería que nos tomáramos el tiempo necesario para pensar, en lugar de repetir ideas de otros.

Lucas dijo...

Delegar la idea de pensar puede llegar a sernos bastante peligroso.

Oliverio dijo...

No pensar nos permite despreocuparnos, actuar buscando lo placentero, dejar fluir, ser espontáneos. Todo eso está muy bien, aunque de alguna manera habrá que mezclarlo con el pensamiento, el recuerdo y el análisis de las experiencias pasadas, el contacto con las emociones que hemos sentido frente a distintos hechos. De lo contrario, concuerdo con Lucas, podemos enterrarnos en tremendos líos.

Lautaro dijo...

Los que creen tener la última palabra, están descalificados de pique. Ahora, las conclusiones a los que otros llegaron -mientras sean abiertas- si me parecen interesantes.

Rolando dijo...

Para quien tiene la suerte de disfrutar pensando, encuentra estímulos para hacerlo en todos lados. Es como quien disfruta sacando fotos; por todos lados ve imágenes dignas de capturar.

Sofía dijo...

Cuando una vida está cargada de hechos, experiencias, alegrías, sufrimientos, búsquedas... estamos ante una persona que tiene mucho para decir, pero solo nos servirá si sabemos escuchar.

Luis dijo...

Leer es una fuente de infinitas sugerencias. Hasta el libro más bobo nos puede decir un montón de cosas. El lector juega un papel esencial a la hora de decodificar.

Aldo dijo...

Algunas personas disfrutan y hacen negocio, descubriendo talentos.
Descubrir un talento siempre es negocio. Todo descubrimiento es negocio. Descubrir implica ver y asombrarse.
Por eso a mí me gusta encontrar a ese pibe que juega en la canchita del barrio y hace lo que quiere con la pelota. Me gusta leer un libro de un autor perfectamente desconocido y encontrar su rara belleza. Me gusta descubrir a la mujer que se esconde detrás de un mostrador o tapada por un uniforme.

Jorge dijo...

Elegir una película por los premios que ganó me ha lleva a tremedas decepciones. Terminé por darme cuenta que la película la tengo que elegir según mi estado de ánimo, según el tema que me está interesando en ese momento, según los actores que me llegan.

Facundo Negri dijo...

Por ahora sólo pienso mientras duermo.

Clara dijo...

Tener muchos amigos en Fb aporta muchas ideas buenas.