martes, 24 de julio de 2012

¿Es posible comunicarse?



El fenómeno de la comunicación promete más de lo que logra. ¿Es posible comunicarse? ¿Cuánto podemos saber de los demás?

Cuando decimos «Cada uno sabe dónde le aprieta el zapato», también estamos diciendo «Los demás difícilmente sepan dónde me aprieta el zapato».

El valor metafórico de este refrán nos informa sobre un tema referido a las dificultades en la comunicación: «Lo que yo sé difícilmente puedas saberlo», o «Lo que yo estoy sintiendo te resultará incomprensible»; o «Las ideas que tengo dentro de mi cabeza no pueden estar también en la tuya».

La intención de todo esfuerzo comunicativo consiste en hacer una transferencia de los contenidos mentales (pensamientos, emociones, sentimientos) de una mente a la otra. Intentamos hacer esta transferencia mediante el lenguaje, los gestos, gritos, llanto, cambios de color (rubor, palidez).

El refrán que alude a las molestias del calzado es un buen ejemplo pero intentaré usar otro que acomode mejor a lo que procuro trasmitir.

Alguien me pregunta: «¿Cómo te va, Fernando?» y yo respondo: «Bien ¿y a ti?»... a lo cual el otro ya no me responde porque tampoco se interesó por conocer la respuesta a su pregunta.

Acá ya tenemos una primera forma de incomunicación. Existen preguntas que no están inspiradas en lo que todos imaginamos que significa una pregunta: la curiosidad por saber algo, el deseo de aclarar una duda, el interés por disponer de cierta información.

Si el interlocutor realmente quiere saber cómo estoy, escucha que mi respuesta es «Bien, ¿y a tí?», pero nota que mi cara demuestra que estoy engripado y con fiebre, de donde el interlocutor deduce: «Está mal pero no quiere reconocerlo», «Está enfermo pero no quiere hablar de eso conmigo», «¡Qué mala cara tiene Fernando cuando está bien!».

En suma: ¿Es posible comunicarse? ¿Cuánto podemos saber de los demás?

(Este es el Artículo Nº 1.638)

12 comentarios:

Julia Abero dijo...

Todo depende de a qué se refiere Ud. cuando dice: "comunicarse", y ya ve: es difícil comunicarse con su artículo. Cada emisor piensa en un destinatario determinado, y cuando este se transforma en perceptor, podemos hablar de comunicación. Pero, ¿qué deben tener en común ambos? Un registro de habla común, un conocimiento del mundo común, una competencia discursiva común... ¿Qué pasa cuando el texto llega a un receptor equivocado? (Para hacerla breve: basta con observar un informativo y luego escuchar en la feria)

Margarita dijo...

En general preguntar cómo te va, es una forma de iniciar un diálogo y la respueta está más en el gesto del otro que en el consabido ¨bien¨. Pero también los gestos son engañosos. Si el otro no anda con ganas de hablar de sus cuitas, pondrá cara de que le va bien aunque le vaya mal. Preguntar cómo estás está tan incorporado que nos sale automáticamente. Deben haber montones de cosas que nos decimos de manera automática, cosas vacías de contenido.

Enrique dijo...

Sabemos del otro lo que el otro nos quiere mostrar. También creemos saber lo que deducimos o intuimos. Lo que averiguamos. Lo que el otro cree que es y transmite. Lo que yo creo que es y proyecto.

Raquel dijo...

No sé por qué a mí cuando me preguntan cómo me va, digo siempre lo que estoy haciendo. Me preguntan ¨¿cómo andás Raquel?¨, y yo respondo ¨acá estoy, comiendo milanesas¨.

Rodrigo dijo...

jajaj!! Está bien Raquel. Al menos das alguna información. Además evaluar en un segundo como estás o en qué andás, a veces es medio difícil. Más facil decir en qué estás en ese momento.

Shantih dijo...

Algún día aprenderemos a hacer la transferencia de los contenidos mentales, sin necesidad de la palabra. La palabra se usará por simple placer.

Tatiana dijo...

Yo no sé cómo interpretar el rubor y la palidez. Para mí es difícil de descifrar.

Norton dijo...

Conmigo que no se comuniquen con gritos. Recibiré el mensaje distorsionado.

Silvana dijo...

A veces un gesto dice mucho más que un montón de palabras. Sé que lo dicho es un lugar común, pero hay que estar atento a los gestos, mirar al otro cuando habla.

Javier dijo...

El zapato me aprieta siempre en lugares distintos. Lo cierto es que me aprieta. Nunca me queda holgado. ¿Será que me falta holgura? ¿Holgura económica para comprarme otros zapatos? No. Lo que pasa es que siempre ando con algún problemita y soy de esconderlo. No me quejo, no ando volanteando lo que me pasa. Separo bastante lo público de lo privado.

Rolando dijo...

Saber de los demás es mucho más fácil que comunicarse. Claro que depende de saber qué. Muchas veces lo que sabemos complica la comunicación en lugar de favorecerla.

Anónimo dijo...

me llama la att cuando pregunto cómo te va y me responden ...acá.