viernes, 27 de julio de 2012

La compañía masculina innecesaria



Las mujeres post-menopáusicas pierden el deseo sexual y la compañía masculina se torna difícil por lo innecesaria.

Como he comentado, hombres y mujeres nos diferenciamos más de lo que suponemos, al punto que podríamos ser estudiados como si fuéramos dos especies diferentes (tanto como cebras y jirafas, por ejemplo) (1).

En el plano de la conservación de la especie es donde se encuentran las diferencias más notorias, porque las hembras de todos los mamíferos tienen una participación infinitamente superior a la de los machos (2).

Como en nuestra especie nos regimos por el instinto (como cualquier otro animal), pero con el agregado de una cultura que funciona como si fuera un segundo instinto y que muchas veces oculta al original, nuestros comportamientos como mujeres y hombres es muy diferente por la influencia de anatomías y funciones reproductivas diferentes, pero también somos diferentes (entre hombres y mujeres) porque el «segundo instinto» (la cultura), aumenta las complicaciones de nuestras conductas.

Dado que en nuestra especie no contamos con un período de celo, podemos decir que nuestra hembra aumenta su deseo sexual cada vez que ovula (período de fertilidad), es decir, una vez por mes.

Durante la ovulación ella instintivamente busca ser fecundada aunque la cultura distorsiona neuróticamente ese impulso para volverlo muchas veces irreconocible.

Esta mezcla de impulsos instintivos y de distorsiones culturales, provocan variados fenómenos, de los cuales solo mencionaré uno.

Ellas tienen un periodo reproductivo que va desde los 10-14 años a los 48-52 aproximadamente, durante el cual suelen estar acompañada por un varón porque sus hormonas así se lo exigen (aunque utilice barreras anticonceptivas).

Una vez terminado el período reproductivo (después de la menopausia), ellas carecen del deseo sexual reproductivo pero igual intentan replicar (infructuosamente) aquel período durante el cual las hormonas le atraían y conservaban por lo menos un varón.


       
(Este es el Artículo Nº 1.641)

9 comentarios:

Brenda dijo...

Supongo que cuando llegue a ese momento en que dejen de interesarme los varones como machos, no lo lamentaré. Pero visto desde el momento de la vida que estoy cursando, me parece tristísimo.

Alba dijo...

A menudo los hombres están en condiciones de fecundar hasta el último día de sus vidas. Eso diferencia claramente al hombre de la mujer. Entiendo, sí, que desde ese punto de vista son dos especies diferentes.

Estela dijo...

Qué poder inmenso el de la cultura, como para lograr que el instinto original quede oculto. Y nos resulta difícil conectarnos con ese instinto original oculto.

Clarisa dijo...

Extrañar aumenta el deseo sexual, independientemente de la ovulación.

Leticia dijo...

Cuando una mujer de 60 años dice que le gustaría tener a ¨alguien¨ con quien salir y tener un vínculo como de pareja, a qué se refiere. ¿Quiere ir al cine, a tomar un café, o quiere lola?

Olga dijo...

Las mujeres que pasamos los sesenta, tenemos una vida atrás. Muchas nos casamos, tuvimos hijos que crecieron, algunas nos divorciamos, otras enviudamos. Toda esa vida sobre nuestras espaldas actúa como carga, pocas veces como motor. A veces no nos sinceramos con nosotras mismas y nos ocultamos el deseo de volver a empezar, porque sabemos que volver a empezar, formar una nueva familia, volver a tener hijos, es imposible. Nos contentamos con los nietos. Otras no tenemos ningunas ganas de volver a empezar, queremos hacer todo lo que no hicimos cuando estábamos a cargo de una familia. Dentro de ese grupo, algunas quieren encontrar el amor y otras hacer gimnacia, aprender computación, tener una rica vida social y cultural. Las que quieren encontrar el amor, están bastante desalentadas porque consideran que nunca lo encontraron realmente. Sienten que su vínculo de pareja anterior fue todo un fracaso y no quieren volver a repetir algo similar. Existe otro subgrupo dentro de ese grupo que busca el amor, que se sabe capaz de encontrar amores. Así como una vez encontró, se siente capaz de volver a encontrar. Otro subgrupo cree que encontró una vez el amor, ese amor que fue el amor de su vida, y que nunca volverá a encontrar nada similar, ¨nada que valga la pena¨. ¿Cuál es esa pena? Esa pena es todo lo que sufrieron con ese amor, pero que los recuerdos gratos permitieron olvidar. Muchas mujeres mayores de 60 tienen miedo de volver a sufrir.

Lola dijo...

Acabo de cumplir 53, Don Mieres.

Lautaro dijo...

Las mujeres que llegan a los sesenta, pegadas a sus hijos, son las que dicen que quieren conseguir pareja pero no la consiguen porque ya la tienen.

Carmen dijo...

Soy una de esas sesentonas querendonas. Creo que no soy la excepción que confirma la regla, querido Mieres.