Desde un punto de vista organicista (materialista, no
espiritualista), el cuerpo de algunas personas segrega ideas religiosas,
especialmente en la ancianidad.
Nuestro modesto cerebro piensa que somos
grandes, grandiosos, maravillosos. Esto obedece a que una parte de nuestra
psiquis, llamada «narcisismo»,
se encarga de moderar la percepción de la realidad como para que no vivamos en
un pozo depresivo, imposibilitados de salir de la postración.
Esto de
imaginarnos grandiosos nos lleva, por ejemplo, a identificarnos con los elefantes
porque son los animales «visibles» más grandes.
Aclaro lo
de «visibles» porque más grandes que los elefantes son las ballenas, pero como
no son «visibles», entonces nos quedamos con los elefantes que sí lo son.
El monto de
afecto negativo que sentimos por las arañas es similar al monto de afecto
positivo que sentimos hacia los elefantes.
Este
sentimiento tan especial hacia un animal relativamente exótico para gran parte
de la humanidad, ha creado una leyenda según la cual los elefantes «saben» cuándo
están próximos a la muerte y de tan sabios, concurren a un cementerio que ellos
tienen en África.
De más está
decir que esta leyenda es falsa. En todo caso ellos mueren cerca de alguna
fuente de agua porque luego de beber ya no tuvieron fuerzas para continuar el
natural peregrinaje que los caracteriza.
Como para
nuestra psiquis somos parecidos a los elefantes (¡al menos en la
grandiosidad!), los humanos, cuando envejecemos y sabemos que estadísticamente
estamos más cerca de la muerte que cuando éramos jóvenes, nos vamos a morir en
el seno de alguna religión.
Es un hecho
comprobado que la mayoría de los ancianos tienen un fuerte sentimiento
religioso, independientemente de cuáles hayan sido sus creencias anteriores.
Si
aceptamos que somos exclusivamente orgánicos (sin espíritu ni alma), resulta
coherente afirmar que un organismo anciano segrega ideas religiosas.
(Este es el
Artículo Nº 1.559)
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13 comentarios:
Próximos al final, la necesidad de más vida... (que las religiones prometen en el más allá).! Como dijo el cantautor: el hombre cree en Dios cuando lo necesita... O sea: el Hombre creó a Dios.
Percibir toda la realidad terminaría por enloquecernos.
Nuestro cerebro sigue pensando lo mismo que pensaba cuando éramos niños.
Antes creíamos que los elefantes tenían una gran memoria. Después se comprobó que no era así. Igual, por costumbre se sigue diciendo ¨tenés una memoria de elefante¨. No queremos olvidar. Olvidar es darle muerte a la vida que ya se nos fue.
No vemos a las ballenas porque vivimos de espaldas al mar y porque nos recuerdan a un videt.
Adoro las arañas. Sobre todo a la Viuda Negra.
Ah! la viuda del Pancho. Dios lo tenga en la Gloria! (murió antes de hacerse de una religión)
Cuando sea vieja me parece que voy a volverme Panteísta o me voy a poner a estudiar física cuántica.
Qué divino que era Dumbo. Tan DIVINO que volaba!!!
Si luego de beber no tienen fuerza para continuar su peregrinaje (vaya a saber, capáz que visitan a alguna virgen milagrosa), o se tomaron hasta el agua del florero, o tienen unos tanques orgánicos enormes.
Cierto, las religiones son como el seno materno.
Yo le pido a Dios seguir segregando feromonas!!!
Mi viejo era Stalinista, pero en sus últimos años se pasó para ¨Dios es amor¨. Puede que haya sido por comodidad... las dos sedes quedaban en la misma cuadra.
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