En nuestra cultura están reconocidas como verdaderas algunas
mentiras sobre el vínculo entre los hombres y las mujeres.
Un refrán dice: «La mentira tiene patas cortas», para
significar que «no nos lleva demasiado lejos» o también que «tarde o temprano,
su falsedad queda en evidencia». Indirectamente se está
diciendo que la mentira
es ineficiente, poco útil, inconveniente.
Claro que
la mentira tiene sus ventajas, de lo contrario sería menos utilizada. Una de
las ventajas más importantes es su capacidad para ocultar alguna realidad
desagradable, evitar algún gasto, alguna pérdida, algún esfuerzo, el pago de
alguna deuda, asumir responsabilidades.
Entre sus ventajas y desventajas, cada mentira
es pronunciada porque el balance se nos presenta como favorable, inclusive
asumiendo el riesgo de ser descubiertos y perder el invalorable prestigio de
ser confiables.
Claro que ciertas mentiras muy convenientes
para muchas personas pueden ser declaradas como verdades, con lo cual
facilitamos su utilización aunque seguimos perjudicándonos con su ineficiencia.
Voy al punto que justifica este prólogo.
— No es cierto que los varones tengamos
interés en fecundar hijos, sino que, por el contrario, somos capaces de
cualquier promesa con tal de tener sexo con la mayor cantidad de mujeres
posible;
— No es cierto que las mujeres queden
embarazadas porque el varón que las fecundó fue tan insistente y persuasivo que
ellas finalmente accedieron con una especie de resignación, cansancio,
indulgencia, sino que, por el contrario, fue la presión hormonal desatada en su
cuerpo lo que la compelió a buscar un padre para los hijos que necesitaba tener
a cualquier precio;
— No es cierto que las mujeres solas que
desean la compañía masculina, siguen solas porque tienen «mala suerte con los hombre». En todo caso, orgánicamente carecen de las hormonas que provocan esa
compañía.
No me olvido y lo consigno: las excepciones
existen.
Artículo
con temática complementaria:
(Este es el
Artículo Nº 1.583)
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12 comentarios:
Siempre pensé que tenía mala suerte con los hombres. No por falta de oportunidades, sino porque nunca me duran. Por qué no me duran es para mí un misterio. Capaz que yo los hecho. De pronto quiero tener hijos de distintas razas, como Angelina Jolie.
Las distintas razas de las que habla Anónimo, podrían ser hijos muy distintos, provenientes de padres muy distintos. Es fabuloso conocer personas distintas. Uno no deja de asombrarse. Conocer personas distintas es como ir de viaje. Te abre la cabeza.
Yo quisiera ser una de esas mujeres excepcionales: como mi suegra, que se ufanaba de ser ¨mujer de un solo hombre¨. Pienso que eso es muy valioso. Compenetrarse con una persona, quizás te lleve a amar de una forma muy particular. Muy profunda.
A las mujeres no nos gusta ser depredadas por los hombres. Que tengan sexo con el pretexto que sea, SÍ, pero no ser depredadas. Si una vez estuvieron disponibles, que luego sigan disponibles. Que no desaparezcan.
Ellos tienen el derecho de desaparecer, así como lo tenemos nosotras. Cuando una relación no va, no va.
Los hombres y las mujeres que insisten e insisten con alguien en particular, aunque ese alguien no muestre interés, están en problemas. Puede que necesiten sufrir. Si es eso, todo bien; pero dense cuenta!!!
Los varones tienen interés en fecundar hijos porque los compele el instinto de conservación de la especie. Lo mismo les pasa a las mujeres. Además un hijo da poder. ¿Hay algún otro poder más grande que el de generar vida?
Si la mujer busca al hombre genéticamente más adecuado para tener hijos, el hombre, a su vez, busca lo mismo. Lo que sucede es que ambos se encuentran.
No me preocupa quedarme sola en la vejez. Siempre he pensado que puedo conservar a mis amigas y amigos. Los que vayan muriendo quedan incorporados a mi cuerpo. Los nuevos que vaya haciendo, irán viviendo conmigo.
En cuanto al tema de las parejas, la cosa no pasa por la edad. El sexo no tiene fecha de vencimiento. Por lo que tengo entendido y me han dicho, se vive de distintas formas según la etapa de la vida que se esté transitando.
Compartir lo más privado e íntimo que tengo -mi cuerpo- con varias personas! Ni loca! Amo mi propiedad privada. Me quiero y no entrego mis bienes a cualquiera.
El cuerpo es el templo del alma. Tu reflexión es muy sabia René.
Los hombres deseamos tener sexo con la mayor cantidad de mujeres que sea posible. Pero hay por lo menos una, que no queremos perder bajo ninguna circunstancia. Por eso a veces hacemos sacrificios...
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