lunes, 23 de abril de 2012

Un mito sobre las relaciones incestuosas



La prohibición del incesto nos frustra y para aliviarnos inventamos el mito de que la descendencia entre parientes sería monstruosa.

Dentro de la extensa lista de disparates que tomamos como verdades confirmadas, está aquella según la cual la prohibición del incesto existe porque los hijos seguramente serán defectuosos, deformes, enfermos, tarados, en suma: la descendencia gestada con familiares genera hijos monstruosos.

Como mencioné en otro artículo (1), una leyenda urbana es una historia creíble pero horripilante, que nos muestra cuán amenazados estamos.

Por lo tanto, si usted desea tener o ya tuvo hijos con un familiar, podrá constatar que esa no es la razón por la que el incesto está prohibido.

¿Cuál es la razón de este mito? ¿Para qué sirve esta creencia? ¿Qué ganamos aceptándola como verdadera?

La prohibición del incesto es un problema para todos y cada uno de nosotros.

El deseo de casarnos con mamá para tener hijos con ella es universal. Varones y nenas desearían hacerlo.

Las nenas se enfrentan a un segundo problema: además de la contrariedad que significa para ellas ver frustrada una buena fantasía, no pueden tener hijos con mamá porque en nuestra cultura está mal vista la homosexualidad.

El sexo más útil (2), el que soporta el 90% de la carga biológica necesaria para la conservación de la especie, comienza su vida erótica con dos problemas en lugar de uno (como los varones).

Las niñas, no solamente quieren tener hijos incestuosos sino que además desean tenerlos con otra mujer.

Los varones, felizmente tan afortunados, solo nos veremos frustrados en que no podremos tener hijos con una determinada mujer (mamá).

El mito de la monstruosidad de la descendencia incestuosa es útil para que la dolorosa frustración por no poder tener hijos con mamá, parezca justificada por un objetivo superior: no tener hijos enfermos.



(Este es el Artículo Nº 1.551)

9 comentarios:

Alicia dijo...

Sí, para autoimponernos un límite (lo hacemos a nivel inconsciente, por supuesto), nos aferramos a la creencia de que los hijos nacerán defectuosos, cuando según tengo entendido, la posibilidad de que tengan problemas es, según algunos, más o menos un 20%, igual a la probabilidad de que un hijo o nieto de un esquizofrénico, desarrolle la esquizofrenia. Aclaro que en estos porcentajes no hay acuerdos, distintos estudios han dado distintos resultados.

Elbio dijo...

Nos aliviamos autoimponiéndonos esa amenaza de los hijos defectuosos, porque nos asusta. Es más fácil renunciar a algo que nos asusta, que hacerlo porque lo consideramos razonable y conveniente para una mejor organización social.

Tiago dijo...

Usted siempre con esos temas tan livianitos!!! Me está fisurando la cabeza.

Luis dijo...

La hostilidad de los adolescentes hacia sus padres, puede estar motivada en cierta medida, por la reedición del Edipo, que según el psicoanálisis ocurre en la pubertad y comienzos de la adolescencia.

Mª Eugenia dijo...

¿Y qué tiene que ver la hostilidad con el incesto?

Luis dijo...

Buena pregunta, Mª Eugenia. Tiene que ver con que la hostilidad es una formación reactiva, un intento por separarse de los padres para no caer en el incesto.

Anónimo dijo...

Supongo que algo parecido a lo que sienten los adolescentes, lo deben sentir los padres, no?

Luis dijo...

Sí, y quizás por eso a los padres les cuesta tanto entender y aceptar las necesidades de sus hijos adolescentes.

Alicia dijo...

A su vez los padres, cuando se ven enfrentados a las necesidades de sus hijos, reviven sus conflictos adolescentes y sienten (a nivel inconsciente) la dolorosa dependencia que muchas veces tienen hacia ellos.