miércoles, 18 de abril de 2012

Policías y jueces nos salvan de Dios

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Nuestro cerebro cree que todo delincuente, no solo perjudica a su ocasional víctima sino que nos perjudica a todos.

Es probable que el inconsciente de millones de personas contenga las siguientes ideas:

Parten del supuesto que existe un Dios que, con un criterio similar al que tiene un padre humano muy severo aunque protector, está observando nuestras acciones, tan dispuesto a premiarnos por la buena conducta como a castigarnos despiadadamente por las malas acciones.

Ese Dios tiene un criterio tan severo que evalúa nuestro comportamiento, no a nivel de individuos sino a nivel del colectivo que integra cada individuo.

En otras palabras, si un hombre del grupo A comete una mala acción, Dios no castigará solamente a ese hombre sino que castigará a todo el grupo A.

La Ley divina dice muy claramente: «Pagarán inocentes por pecadores», es decir que las malas acciones nunca son individuales sino que son colectivas.

Quienes creen en la existencia de un Dios que nos vigila como un padre severo y dispuesto a castigar al colectivo y no solo al transgresor, deducen que, para evitarnos la ira de Dios, es necesario que todos y cada uno tengamos derecho a ser policías y jueces.

Esta creencia es muy coherente pues cada mal ciudadano, no está perjudicando a la víctima individual, sino que nos está perjudicando a todos porque nos está exponiendo a que la justicia divina nos castigue a todos los inocentes.

Aunque hablé de varios millones que tienen esta creencia como si fuera una verdad incuestionable, tendría que decir que así pensamos todos los seres humanos, porque el cerebro en nuestra especie funciona de este modo.

Así se explica por qué nuestras sociedades han creado instituciones como la policía y los jueces: para reprimir a quienes nos exponen a ser castigados injustamente por Dios.

(Este es el Artículo Nº 1.546)

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9 comentarios:

Natalia dijo...

Tiene razón!! Nunca lo había pensado así y estaba frente a mis narices. Siempre me llamó la atención que todos naciéramos pecadores a partir del Pecado Original y que durante varios siglos (y también ahora, aunque es menos visible) el problema que se tuviera con una persona, inmediatamente se hacía extensivo a toda la familia. Es clásico el ej. de los Montesco y los Capuletto.

Rolando dijo...

A propósito de lo que dijo Natalia, sucede con frecuencia que cuando una pareja se divorcia, se ¨divorcien¨ también las familias enteras.

Ulises dijo...

A nivel inconsciente todos nos sentimos perjudicados cuando se castiga a un delincuente. Por culpa de él todos seremos castigados por ese padre eterno, que aunque seamos ateos, está presente como arquetipo.

Leticia dijo...

Es tremendo vivir sintiéndonos policías y jueces! Me imagino que nos debe agotar mucho, quitar mucha energía.

Adriana dijo...

Además de quitarnos energía, nos tensiona y llena de miedo. Más o menos como una situación de estrés.

Alfonso dijo...

Aunque nos pase a todos, debe ser peor para quienes creen en dios.

Filisbino dijo...

Estoy esperanzado de que dentro de un tiempo (un tiempo muy largo), los humanos podamos buscar soluciones más eficaces para todos, respecto al problema de la delincuencia.

Efraín dijo...

La foto del arma con el candado me sugiere que la violencia y la justicia por mano propia, no sirve.

Marcos dijo...

Otro problema es que sentimos que ese Padre Celestial premiará las buenas conductas y, como ud dijo, razonando con lógica creemos que es buena conducta ser policía y juez para defender y defendernos.