martes, 11 de octubre de 2011

Los delitos que alivian

Es posible pensar que esa muerte que a todos nos espera sea en realidad un castigo por algún delito que cometimos o estamos cometiendo sin darnos cuenta.

En otro artículo (1) hice el siguiente resumen de su texto: «La angustia propia del «fenómeno vida» puede ser interpretada como un sentimiento de culpa provocado por una falta imaginaria».

Lo curioso de ese artículo está en que el delito puede ser posterior al sentimiento de culpa, es decir, primero sentimos culpa y después cometemos la falta.

No descarto la hipótesis de que algunas personas cometan una falta que no pensaban cometer al sólo efecto de darle coherencia a ese sentimiento de culpa.

Como es demasiado descabellado, lo diré con un ejemplo: cuando siento esa culpa misteriosa, inexplicable, injustificada, (inconscientemente) cometo una injusticia, ofendo sin motivo, robo algo por primera y única vez, perjudico a alguien aparentemente «porque sí», tan sólo para darle una explicación a ese sentimiento doblemente incómodo, pues la culpa justificada molesta, pero la injustificada molesta mucho más.

En suma: delinquir puede ser un alivio para quienes sienten culpa injustificada.

Ahora les comento otro caso similar y que puede ser útil para entender que si nos sentimos culpables inexplicablemente, no tenemos por qué cometer una falta tan sólo para volverla coherente.

Todos tenemos presente que en algunas culturas, regiones y épocas, la pena máxima que se les ha aplicado a los delincuentes es la muerte (pena capital).

Como lo normal es que no podamos encontrar una buena explicación a la muerte que tarde o temprano nos ocurrirá y ante la incomodidad que nos provoca ignorar las causas de lo que nos angustia, entonces es probable que la creencia muy generalizada de que todos somos pecadores surja porque esa muerte biológica y natural es interpretada como un castigo.

(1) El remordimiento sin delito

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12 comentarios:

Ingrid dijo...

Si usamos la pena capital como castigo, bien vale pensar que la muerte, en terminos generales, pueda interpretarse como castigo.
Son muchas las personas que recurren a la brujería para hacer justicia por mano propia. Esas personas creen que pueden infrigirle daños a otros (incluso la muerte), como forma de castigo.

Roque dijo...

A parte de la muerte biológica, podemos decir que existe otra muerte; la provocada por el olvido.

Luján dijo...

De hecho es así. No sé de otras religiones, pero los cristianos interpretan la muerte como un castigo. Sin embargo ese castigo puede levantarse si se lleva una vida acorde a los preceptos cristianos. Después del juicio final, vendría el perdón y la vida eterna.

Rita dijo...

Pueden existir distintas formas de delinquir. Hacer daño, o no comportarse a la altura de las circunstancias (pudiendo hacerlo), se podrá sentir como un delito que se cometió, ya que se perjudicó la vida de otro.

Alejandra dijo...

El aporte de Rita me llevó a pensar en cosas que me suceden bastante a menudo. Cuando me comporto de manera egoísta, he observado que me viene dolor de cabeza. Igual que si hubiese pasado por un momento de tensión. Y creo que de hecho me tensiono cuando me siento en conflicto entre lo que deseo hacer y lo que debo hacer. Esa tensión produciría el dolor de cabeza, que actuaría como castigo por la mala conducta.

Ma. Eugenia dijo...

Y quién o qué, oficiaría como verdugo? Qué es lo que nos castigaría?! Alguien nos castigaría con la muerte?!
Ah no, esto es muy fuerte.

Olga dijo...

Si cometo un delito sin darme cuenta, pido clemencia!

Marcia dijo...

A mi no me importa mucho que todo tenga que ser coherente.

Rulo dijo...

Si cometemos la falta y nos queda resto (para cometer otra falta)... de pronto es porque queremos vivir en carnaval.

Oriente dijo...

Vivir provoca angustia porque nos vamos a morir. Porque nos podemos enfermar, equivocar, sufrir privaciones de todo tipo, no saber qué esta mal, no conseguir lo que necesitamos, fracasar en lo que nos proponemos. Sentimos angustia ante la posibilidad de que nos vaya muy mal, y ante la certeza de que envejeceremos.

Maribel dijo...

Quizás la mejor forma de huir de todos esos fantasmas de culpa y castigo, sea dedicarnos a hacer el bien. Todo lo que nos sea posible.

Laura dijo...

Entonces el mecanimo sería: sentirse culpable sin saber por qué; cometer una falta para justificar esa culpa; sentirse culpable, ahora sí, con un motivo concreto; sabotearse para hacer justicia.