jueves, 20 de octubre de 2011

La educación aumenta las exigencias

Lo que cada uno paga para educar a las nuevas generaciones tiene la intención de poder reprimirlas con mayor eficacia.

Existe una frase que parece razonable aunque no sé si lo es tanto.

Ella dice «La ignorancia de la ley no impide su aplicación».

Si la policía atrapa al ladrón cuando está saliendo de una casa cargando un televisor, irá a la cárcel por «tentativa de hurto» y el abogado defensor no podrá alegar ante el juez que el acusado desconocía que está prohibido robar.

Esto parece muy lógico y a nadie se le ocurriría sensatamente discutir la justicia de este criterio.

Las sociedades nos protegemos mejor de nuestras propias dificultades de convivencia si no consideramos como atenuante la ignorancia de la ley.

Quizá arbitraria y dictatorialmente nos hemos puesto de acuerdo en no perdonar la ignorancia para este tipo de asuntos.

Por nuestra parte, las mismas sociedades procuramos que la información sea accesible, tratamos de que existan bibliotecas públicas de acceso gratuito, intentamos contar con un sistema educativo que facilite al máximo el conocimiento de la ciudadanía.

Desde este punto de vista, cuando pagamos los impuestos, estamos colaborando financieramente con la educación de los ciudadanos.

¿Lo hacemos porque somos muy generosos o porque somos muy egoístas?

Lo hacemos porque queremos tener (¿comprar?) la libertad de perseguir y castigar a quienes no cumplan las leyes.

Razonamos así: «Nosotros te ofrecemos la información sobre qué está prohibido y qué está permitido. En este contexto tu desinformación pasa a ser de tu exclusiva responsabilidad y quedamos autorizados para aplicarte el máximo peso de la ley».

En suma: Lo que pagamos entre todos para educar a los ciudadanos, no es para beneficiarlos sino para que nadie pueda salvarse de los mecanismos represores que deseamos aplicarle a cualquier ciudadano que nos moleste demasiado.

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11 comentarios:

Mirna dijo...

Sí, educamos para incorporar a los nuevos. Queremos que todos tiren del mismo carro. Los educamos para que no desarrollen ideas locas hacerca de cómo deberían hacerse las cosas. Los educamos para que se amolden. Qué otra cosa podríamos hacer?

Hugo dijo...

Debemos educar el espíritu crítico, para que quienes nos sucedan puedan hacerlo mejor.

Lucas dijo...

Lo que dice Hugo está muy lindo, pero son sólo palabras. Andá a encontrar alguien que reconozca las virtudes y mejoras de las nuevas generaciones.

Nolo dijo...

En otras palabras, educamos para poder decir que si no se enteró es problema suyo.

Enrique dijo...

Todos los animales nos vemos en la necesidad de educar, encauzar y reprimir.

Verónica dijo...

La ignorancia de la ley sólo sirve como atenuante en la familia y entre amigos.

Mariana dijo...

Andá Vero, en familia también te crucifican. Qué pasa si vas a un cumpleaños familiar vestida 'diferente' a como acostumbran? O si llevás un novio que no pega, o si decís eso que justamente todos estaban callando?

Florencia dijo...

El aire primaveral tiene una temperatura tan perfecta... mueve las cortinas con tanta gracia... la luz del sol es tan suave...
Yo que sé, que los eduquen como quieran!

Susana dijo...

Estoy pagando un impuesto para que los muchachos que viven en el interior puedan estudiar en la capital. POR QUÉ CASTIGARLOS CON ESO!!

Marcos dijo...

Me parece que no se trata de ser generoso o egoísta. Tenemos que organizarnos mediante el respeto a las normas que nos son comunes a todos. Hay que difundirlas. Un individuo que no se ha socializado termina siendo un paria.

Eduardo dijo...

Al educar nos beneficiamos y a la vez beneficiamos al educando.
Es bueno y necesario.
Lo importante es dejar espacio para el crecimiento y el cambio. Si cada generación repitiera todo exactamente igual a la generación anterior, nos estancaríamos. Cierto que también se puede cambiar para peor; eso es lo que habría que evitar. Cómo? No sé.