lunes, 24 de octubre de 2011

La burbuja de amor

El amor es un sentimiento que nos permite formar una especie de burbuja con nuestros seres queridos.

Son conocidas algunas expresiones tales como: «Vive en un mundo paralelo», «Está despegado de la realidad», «Vive en una burbuja».

Para situaciones más coyunturales, también podemos decir que alguien está «enfrascado» en un asunto (circunstancialmente concentrado en algo, sin prestarle atención al resto de su entorno).

En todos los casos estamos refiriéndonos a un estado de aislamiento, de desvinculación, de repliegue sobre sí mismo (autismo).

Todo es relativo: si nos ponemos a pensar, el planeta que nos contiene es una burbuja que se pasea por el universo. Estamos encerrados en la atmósfera y de ella no salimos (salvo ocasionalmente algún astronauta, con miedo, con riesgo y a un costo elevadísimo para quienes nos quedamos).

Por lo tanto la especie entera vive en una burbuja.

Lo que en realidad puede ser motivo de interés es cuando pocas personas (o una sola), viven desvinculadas del resto. Como somos animales gregarios, aquellos ejemplares que no se integran, tienen dificultades y eventualmente pueden causarnos problemas al resto (con actitudes antisociales, desconsideradas, psicóticas).

Entre la mega-burbuja que formamos como planeta encerrado en la atmósfera y el autismo individual, existe un punto intermedio en el que está la mayoría.

Les he comentado otras veces (1) que hasta cierta edad (aproximadamente los 18 meses), los humanos creemos que el universo es un todo indivisible, creemos estar fusionados, que con mamá, papá, el hermano y todo lo que nos rodea, formamos una unidad indivisible.

El punto intermedio al que aludí refiere a que la mayoría generamos una burbuja de amor (aunque suene cursi), en la que nos encerramos con nuestros seres queridos, con quienes nos identificamos, somos solidarios, negociamos, nos fecundamos y, aunque a veces nos peleamos, nos aislamos del resto.

(1) El acoso del deseo
Las ventajas de la confusión

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10 comentarios:

Alicia dijo...

Por lo general nos vinculamos con las personas que se nos parecen, porque con ellas empatizamos mejor. Quienes son diferentes generan incertidumbre: no sabemos cuales son sus intenciones y ante cualquier sospecha de peligro, nos ponemos a la defensiva.
Ganamos sintiéndonos más seguros, pero nos perdemos de todo lo que podría aportarnos el abrirnos a conocer, sin prejuicios, a personas diferentes.

Leonel dijo...

Formamos pequeñas tribus donde somos reconocidos, y desde allí nos fortalecemos para enfrentar al resto del mundo.

Armando dijo...

El trabajo me obliga a vincularme con gente de la que no retengo ni el nombre. Por eso me gusta llegar a casa y estar con los míos, que son aquellos a quienes les importo.

Valeria dijo...

Me llama la atención la violencia con la que a veces te responden cuando llamás a número equivocado. Será de pronto que quien atendió el teléfono esperaba otra llamada, o fue interrumpido en un momento inadecuado, o también que se sintió como un intento, hecho por alguien de afuera, por entrar en su burbuja.

Filisbino dijo...

Unas burbujas muy interesantes son las sectas. Las hay de todo tipo y color, pero tienen en común la fuerte cohesión grupal que las dibuja con claridad, diferenciándolas - y en muchos casos serparándolas - del resto del entramado social.
Dentro de la secta se potencia la solidaridad, en algunos casos la individualidad se diluye, por lo general hay líderes muy fuertes, aunque también puede tener un carácter mas bien horizontal. Se podría decir que son algo así como familias, diseñadas a gusto del consumidor, con objetivos y tareas bien definidos.

Evaristo dijo...

Aunque entre las clases sociales existe permeabilidad, a grandes rasgos cada clase es como una burbuja. Un mundo con sus propias costumbres, sus reglas, su estética.
Los líderes políticos carismáticos, tienen la habilidad de saber manejarse bien en cualquiera de estos grupos, lo que los convierte el líderes de masas.

Mariana dijo...

Los barrios privados son burbujas rellenas de burbujitas.

Gloria dijo...

Sentimos especial curiosidad cuando un ser mediático abre su burbuja individual y privada, al resto de la masa social, de manera indiscriminada. Hasta hace unos años, era fundamentalmente a través de la TV que nos enterábamos de los "chismes". Ahora tenemos además las redes sociales.
Sin embargo difícilmente nos engañemos; conocer aspectos de la vida privada de "las estrellas", no nos permite pertenecer a su círculo íntimo.
Con Facebook todos podemos hacer eso mismo que hacen las estrellas, pero no somos tontos y no nos engañamos: los 600 amigos de Facebook no forman parte de nuestra burbuja. Humanamente es imposible conocer de cerca a tantas personas.

Oriente dijo...

Cada persona pertenece a varias burbujas; eso es lo mismo que decir: cada persona tiene varios grupos de pertenencia. En cada grupo satisface necesidades distintas, comparte distintos intereses, desarrolla cualidades. Varias burbujas hacen a una vida más rica.

López dijo...

Creo que Mieres pone énfasis en que podemos volver más permeable nuestra (o nuestras) burbuja, y vincularnos con personas que piensan distinto, pertenecen a otras culturas, tienen distintas edades, etc, etc.