La magias (blanca o negra) y las religiones, son recursos que tenemos los humanos, de cualquier nivel cultural, para resolver dificultades resistentes a los procedimientos racionales.
Personas cultas e inteligentes hacemos cosas que parecen raras.
Cuando las dificultades normales de existir parecen superar nuestra tolerancia a la frustración, acudimos a ciertas prácticas para torcer el curso de los acontecimientos adversos.
La magia consiste en contratar la colaboración de forzudos cuyos poderes lograrán imponer nuestra voluntad para que la realidad deje de molestarnos.
La idea es que estos profesionales actúan como guardianes, es decir, protectores que mediante el uso de la fuerza mental, mejoran una cosecha, curan una enfermedad o vuelven a enamorar a un cónyuge fugado para que retorne con su familia y se deje de hacer tonterías por ahí.
La magia es blanca cuando los objetivos son beneficiosos para la persona que habrán de influir o es negra cuando los objetivos son perjudiciales.
En general, tanto profesionales como clientes, consideran que siempre están haciendo el bien, pues la magia negra, en todo caso, castiga a quien hizo un daño (según el usuario). Por lo tanto, cuando la magia negra tiene por objetivo matar, enfermar, volver impotente, hace algo similar a lo que hace nuestro sistema judicial cuando impone que un culpable vaya a la cárcel, perdiendo la libertad, la familia, el trabajo.
Las religiones hacen lo mismo pero de forma mucho más delicada.
El usuario de una religión está afiliado a ella por largo tiempo, es como si fuera el socio de un servicio de salud pre-paga y su accionar no es violento como la magia sino que trata de persuadir con distintos ritos al Dios a quien rinde culto, para que lo ayude.
En suma: los magos exigen, imponen, actúan directamente y los religiosos solicitan, persuaden, prometen, sobornan.
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11 comentarios:
Ahora me doy cuenta: nunca tuve carácter como para la religión.
Si ud cree en Dios, no lo dude: es el candidato ideal para un psicoanalista.
Una negra no debe practicar la magia negra. Salvo que no tenga dignidad. Asociar el color negro a la maldad; esa es cosa del hombre blanco.
Tengo la casi certeza de que, cuando me encuentre en una situación desesperada, todos los contenidos del neocortex quedarán adormilados, y aflorará en mí un nuevo ser mágico, profético, esperanzado, que buscará soluciones en las esferas de cristal, o en los crucifijos, las patas de gallo, o en cualquier conjuro prometedor, por engorroso que sea.
Cuando no era muy culto, también hacía cosas raras...
No tendría que haber recurrido a la bruja para que él se enamorara de mí. Eso es dar por hecho que quererme es algo irracional.
Cuando estamos en dificultades tenemos que acudir a los grupos. Hay que reunirse con otra gente. A todos nos pasan cosas similares. Podemos ayudarnos y sentirnos acompañados en el dolor, que no es poca cosa.
Lautaro tiene razón. Yo conocí un grupo de tarotistas que se reúnen todos los jueves para hablar del futuro. Es que tanto predecir las pone demasiado ansiosas de lo que pueda suceder.
Siempre va a haber dificultades resistentes a los procedimientos racionales. Porque nuestra razón es de poco alcance (y al mismo tiempo maravillosa, por supuesto). Además la razón se deja seducir por nuestras necesidades más íntimas y profundas. Así es que ella nos sirve, pero no resulta confiable.
Cuando torcés el curso de los acontecimientos adversos, se te inunda el terreno adyacente.
Los magos exigen. Y los aprendices estudian!!!
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