La sexualidad humana es complicada para los mismos humanos
porque tenemos que observarla haciendo uso de un lenguaje impreciso.
En otro artículo (1) afirmo que la sexualidad
es sencilla e intento fundamentar esa afirmación diciendo que somos una especie
mamífera como cualquier otra. Sin embargo, el resto de mis artículos se dedican
a describir, proponer hipótesis y tratar de entender por qué, a pesar de ser
tan sencillos, no logramos entendernos.
Precisamente, refiriéndome a los vínculos
incestuosos en otro artículo (2), debo reconocer que podría aceptar una teoría
para explicar la relación madre-hijo pero excluyendo las otras formas de
vínculos incestuosos.
En el referido artículo (2) hago mención a la
relación incestuosa que puede establecerse entre la hija y su madre.
Guiándome por lo que suele verse en las
películas pornográficas (material de estudio al que la ciencia menciona pocas
veces como fuente de información respetable), observo que se repiten las
escenas de lesbianismo en el que las mujeres se complacen mutuamente besándose
sobre todo en las zonas erógenas: vagina, ano, boca, senos.
Sin dejar de aceptar la hipótesis de que el
único «vínculo
incestuoso» sea el acto de penetración vaginal por el que
el varón intenta volver al útero materno, podría también aceptarse que la
sexualidad oral constituye un intento de entrar (con la lengua en vez del pene)
en el cuerpo de la madre, fantaseando con satisfacer el inconsciente anhelo de
volver a la vida intra-uterina.
Seguramente estas disquisiciones le quitan
cualquier rasgo de sencillez a la sexualidad humana. La principal fuente de
complejidad surge de una mente que intenta verse a sí misma, con un alto grado
de subjetividad, careciendo de una distancia emocional mínima para que la
observación, (auto-observación, en este caso), pudiera ser confiable y que solo
puede pensar con palabras de múltiples significados.
(Este es el
Artículo Nº 1.635)
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10 comentarios:
Cuando el que observa es el objeto mismo de conocimiento, no se puede tomar distancia. Qué se le va a hacer...
Estoy de acuerdo con ud. Es una hipótesis lógica que la mujer, en su anhelo de volver al útero materno, lo haga utilizando su lengua, del mismo modo que el varón lo haría usando su pene.
A partir del día de hoy, incluiré en mi material de estudio obligatorio la pornografía. Prometo citar la fuente.
La sexualidad oral constituye un intento de ser feliz.
¿Le parece que el resto de los mamíferos se entiendan entre si mejor que nosotros? Yo creo que tienen el mismo tipo de dificultades: lucha por la subsistencia, defensa del territorio, dificultades para proteger a las crías, inseguridad, robos, accidentes, muertes prematuras, etc.
El lenguaje
es impreciso
por eso preciso
que me enjuague
lo dicho.
O sea, que me la haga fácil, que limpie la mugre o lo que sobre para tratar de entender algo, vamos!
Insisto con algo que no es nada original. La dificultad de los humanos está dada por la cultura. Nuestra cultura es muy compleja porque nuestro cerebro también es muy complejo.
Nuestro cerebro no es mucho más complejo que el de los chimpancés. Pero es cierto que alcanza alguna pequeña variante en alguno de los genes para que haga enormes diferencias. Incluso pequeñísimos desequilibrios a nivel de los neurotransmisores, hacen la diferencia.
A mí lo que me importa no es entender, sino pasarla lo mejor posible.
Por eso, Anónimo, Fernando nos sugiere que recurramos al abundante material pornográfico que tenemos a disposición, a fin de ilustrar nuestras vidas (y pasarla lo mejor posible).
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