Somos parte de la naturaleza y ella determina cada acto de
nuestro cuerpo aunque nos sentimos espectadores o directores.
Todos hemos estado por lo menos una vez en
algún desfile de carnaval, militar, religioso, artístico, de modas.
Aunque estemos en calidad de espectadores,
formamos parte activa del evento, sobre todo porque otras personas han
concurrido para ver al público. Nosotros mismo, sin darnos cuenta a veces,
prestamos atención a cómo otros se han vestido, adornado, los gestos que hacen
cuando miran, oyen, son empujados por los curiosos que llegaron tarde o por un
caballo de la policía que se acerca para replegar a quienes invaden la calzada.
Suele ser un espectáculo que logra algún grado
de saturación perceptiva, puede llegar a provocarnos mareos, aturdimiento,
angustia, miedo, sorpresas, sustos, extrañamiento, alegría, emociones intensas,
lágrimas.
El sonido global puede hacer que nuestro
cuerpo entero se convierta en un gran tímpano, especialmente en el estómago
donde golpean con nitidez los sonidos graves.
Pero el show no termina ahí: cuando nos
retiramos a nuestras casas, continuamos impregnados de tantas emociones y
sensaciones. Seguramente los sueños de esa noche incluirán algo de la
experiencia vivida.
Con este prólogo ahora quiero contarles cómo
percibiríamos nuestra existencia si nos liberáramos de la creencia en el libre albedrío.
La vida es como un gran desfile, en el que, si
bien parecemos espectadores, tenemos algún grado de participación.
La naturaleza es el gran espectáculo porque
las leyes naturales utilizan nuestro cuerpo o se expresan utilizándolo.
Es la naturaleza la que diseñó y gobierna
nuestra anatomía, que depende del aire para vivir, pero también de que cada uno
se defienda en función del instinto de conservación.
Estamos regidos por leyes naturales porque
somos naturaleza, igual que todo lo que nos rodea.
Creemos tomar decisiones pero somos parte del
espectáculo.
(Este es el
Artículo Nº 1.633)
●●●
9 comentarios:
¨Creemos tomar decisiones pero somos parte del espectáculo¨. Muy bueno! Es la forma más sintética de decir que estamos multideterminados, que somos sujetos.
Somos parte de la naturaleza, sí. Somos naturaleza. Todo lo que nos rodea repercute en nosotros mismos, suena con nosotros. Somos una caja de resonancia. Aunque mucho de lo que sucede y de lo que está, no lo percibimos. Nuestros sentidos son limitados.
Pienso que cuanto más capaces somos de percibir, somos más ricos. Tenemos más posibilidades de disfrutar, de entender y de sufrir.
Ahora nomás se estrena un film sobre la fauna urbana. Percibir pájaros, insectos, observar sus rutinas, sus comportamientos, sus reacciones, nos enseña muchas cosas. Estimula nuestro pensamiento y nuestra sensibilidad. Se nos habre un mundo nuevo que podemos disfrutar.
Yo percibo muchas cosas. Y muchas cosas que los demás no oyen o no ven. Dicen que son inventos míos, pero son tan reales como las cosas que percibo junto a los otros.
Dicen que me muevo en dos mundos. Eso a veces me hace sufrir. Le tengo terror a las multitudes. Todo lo que sucede cuando hay muchas personas juntas es demasiado. Se me desordena en la cabeza. Me angustia mucho. No me acerco a las multitudes. Tampoco me gusta ir al supermercado ni subir a los ómnibus. Dicen que estoy loco. Que tengo que poner un poco de voluntad. Que me persigo. ¿Por qué no aceptan que mi mundo es diferente?
El espectáculo al que tu asistes, Chapita, es mucho más complejo, diverso y completo, que el percibido por la mayoría. Supongo que eso te complica mucho las cosas. Mi hermano es esquizofrénico y a veces está tan confundido que no recuerda cómo bañarse. Se desordena y no sabe si primero abrir la ducha, a veces olvida enjabonarse o enjuagarse. Lo creen tonto, cuando en realidad es complejo, es una persona compleja porque para adaptarse al mundo compartido tiene que, en parte, dejar de ser él mismo. Su complejidad le dificulta hacer las cosas simples. Yo lo valoro mucho a mi hermano. Pienso que es una gran persona. Con defectos como todo el mundo pero con una gran fuerza interior.
Es interesante: las leyes naturales se expresan utilizando nuestro cuerpo. ¿Cómo es eso?. La ley de la gravedad, parece usar nuestro cuerpo para mantenernos sobre la tierra. Para que a partir de nuestra vida y luego nuestra muerte, esa tierra siga generando vida.
Participamos en el desfile de la vida, aunque no hayamos sido elegidos para hacerlo. Otros animales, en caso de no estar aptos para el desfile, mueren al poco tiempo de nacer. Nosotros intentamos por todos los medios posibles conservar la vida. Aún aquellas vidas que parecen inviables.
Me pregunto cuál será el costo de proteger la vida humana, sea como sea. Sabemos cuáles son los beneficios. También sabemos de algunos costos: en dinero, recursos humanos, tiempo. No podemos dejar de hacerlo. Es algo que ni pensamos. Sentimos y actuamos. Está bien. Estoy segura de que haría eso.
Proteger la vida humana sí, pero prolongarla artificialmente a costa del sufrimiento, no.
Publicar un comentario